El humo
Siempre le había parecido que los amaneceres en la Ciudad de México eran partos lentos y dolorosos, en los que el sol nacía muerto. Bernardo Esquinca Todo comenzó con un persistente olor a madera quemada, que se extendía como tentáculos invisibles entre las avenidas y entraba sin invitación por lasCuéntame más…