TAL VEZ (AMOR) HE DE ENCONTRARTE y ABANDONÉ TU CASA

Tal vez (amor) he de encontrarte

algún día… en alguna parte

se cruzará tu senda con la mía.

Ahora no sé, si mis pasos me llevan

de regreso hacia ti, o si de ida

te alejan más de mí.

Con los ojos cerrados, con las manos abiertas,

esperando el milagro de rozar nuestros dedos;

en cualquier momento puede suceder,

es un misterio, puede ser hoy o mañana

tal vez en esta vida o más allá del umbral.

Ahora eres tú, ahora soy yo…

algún día seremos uno solo los dos.

El milagro debe envolvernos

donde no seas tú ni sea yo.

Basta sólo un instante

en que podamos tocarnos

tan siquiera un segundo.

El instante debe volverse entonces

y en ese entonces, nuestros espíritus

                           errantes

llegaran al fin a unirse

                en un ahora

que no empieza ni termina

convirtiendo este ahora en un…   

                                             hasta

                                                       siempre.  

Abandoné tu casa…

Tal vez para no sentir el peso de tu cuerpo.

Por no ver más tu desnudez.

Pero además pudo haber otras razones:

para sentirme libre,

para borrar el oscuro silencio que me envolvía.

Tal vez para sentir la brisa en mis mejillas.

O, simplemente, para no sentir la soledad.

Tal vez abandoné tu casa

para no sentir que me asfixiaba.

Por no fundirme con los días grises.                                                                                  

Por rescatar mi dignidad.

O sólo para dejar de ser

                 un reflejo de tu credo.

Nuestros hijos fueron motivo para luchar,

pero no ancla para quedarme.

Me fui para no amarte como te amaba.

Para no extrañar los besos furtivos

                 en la madrugada.

Me cautivó la luz del atardecer

y me salieron alas,

hui tras el eco de la risa

porque sentí dentro de mí

la llama del deseo.

Deseo de vivir la vida.

De redimir los años. 

De recobrar el tiempo.

Partí llena de rabia

por abandonar el nido.

Por dejar morir al amor

por no ser abnegada y sumisa.

Con el peso de la culpa

            sobre la espalda.

Tratando de ser fuerte

y no regresar jamás

                      a la prisión donde

se desvanecieron mis sueños.

Abandoné tu casa

por todas las razones mencionadas.

Cerré la puerta

y nunca volví sobre mis pasos.

      

2 comentarios

  1. Bellos poemas, como siempre, Martha. Muchas felicidades por estas letras que inspiran.

  2. Muchas felicidades tía, muy hermosos y profundos tus poemas, sigue adelante y sigue creciendo.

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