Dos microrelatos

IV.      Prollekto

El Secretario llamó a su secretario. Tenía una gran idea.

—Oiga secretario, vamos a mandar el Diccionario a la chingada. Le encargo hacer uno nuevo lleno de faltas de ortografía para ponernos al día con el tuiter y el feis. Imagínese todos los votos que vamos a ganar con eso. ¿Qué le parece, pinche secretario?

—Exselente proyecto Ceñor Secretario.

—Puez ándele, ha trabajar cabrón.

Lo k el Cecretario no sabía es k en promedio ay 3 manheras de escrivir herroniamente alguna de las letras de una palavra y k las palavras en kasteyano promedian zinco letras, x tanto, cada palabra tendría k escribirce de sinkuentaikuatro formas para kubrir todos los herores pociblez.

Kuando se entero, el Zekretarío harmo un desmadre, corio ha zu cecretario y ze fue a dormir con 1 hestupido dolor de cavesa.

            VII.     Euforia

La Mujer lo llamaba y Él venía. Transidos de alegría, abrazados, rodaban por el césped. Con fruición de amor desenfrenado, se dejaban fluir sobre sus carnes. Él mordisqueaba con placer incontenido, Ella exudaba amor con todo el cuerpo. Él apreciaba su sabor, Ella su euforia. Él jamás rehusó una cita. Ella nunca dejó de convocarlo. Ella era la Mujer más amorosa. Él, el más glorioso de los canes.

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