Aquella extraña madrugada

La noche se asomaba, la luna alumbraba cada territorio. Aun me seguía preguntando por qué acepté el estúpido reto. Si tan solo no me hubiera dejado llevar. Bueno, les contaré mi relato. Yo estaba a dos pasos del Puente del Diablo. El reto consistía en pasar una noche en ese lugar. Creí que era fácil, pero me di cuenta que era tenebroso. Su silencio me aterraba e imponía. Y el ruido de los insectos se escuchaban, por ejemplo, el de las hormigas. Sigo aterrado de estar en un lugar así: oscuro, que me hacía sentir observado. Es un sentimiento extraño. Usted, ¿ha pasado por una situación así?

Prosigo: cuando pasaron dos horas estando en ese lugar, empecé a sentir frío. Por un instante, escuché un ligero crujido a mis espaldas. Inmediatamente me paré y agarré lo primero que estaba cerca, para poder defenderme. Era extraño porque no había nada en el lugar. Pensé que, era una idea de mi cerebro. A los pocos minutos, oí sonidos iguales. Ahora, era alrededor de mi cuerpo. Tan pronto como vi acercarse algo que estaba detrás de los arbustos. Mis sentidos se activaron y empecé a correr hacia el Puente del Diablo, lo crucé y seguí corriendo hasta el Ayuntamiento. Cuando me di la vuelta no había nadie. Era raro. Juraba escuchar pasos detrás de los míos. Cuando volví a la realidad me di cuenta que había roto el reto.

Preferí estar ahí en el zócalo. En ese lugar, me dormí otras dos horas. Al despertar, me fijé que daban las cuatro de la madrugada. Pasó media hora para que los pasos se oyeran de nuevo. Está vez era dentro del Ayuntamiento. Se escuchaba como si estuviera azotando a alguien contra el piso. Yo estaba aterrado. Por un instante, me asomé por las puertas que conducían hacia el interior de la estructura, para observar lo que causaba aquel estruendoso sonido. No veía nada, solo un largo pasillo oscuro que parecía interminable. De la nada me cegó una luz. Cuando volví a mis cinco sentidos me di cuenta que era una especie de esfera, tenía un increíble brillo. Me dejó cegado. Sin embargo, observé que unos extraños brazos salían de la esfera para agarrarme. A los segundos del percance volví a la realidad. Pero pronto me levanté y me largué corriendo hacia las puertas para salirme. Una vez afuera, me marché para la iglesia. Salté el portón que estaba cerrado y me metí dentro de la instalación. Estaba asustado, estaba inmóvil, indefenso, titiritaba de miedo. Después de unos minutos, me sentía seguro de alguna manera estando ahí. Decidí acostarme, cerrar los ojos. Otra vez me dormí una hora. A las cinco con veinte minutos de la mañana, abrí los ojos, pero una vez más, había ruidos parecidos a los de guardias de seguridad. Y si lo eran. Tan pronto cómo escuché algo acercarse a mí, me escondí. Ellos alumbraban con sus linternas la oscura iglesia. Sin darme cuenta hice un movimiento brusco que los alertó, ellos se acercaron. Luego me corrieron de lugar y me recriminaron, el porqué estaba ahí. Yo estaba feliz porque aquella situación se había acabado. El sol salió de su madriguera. Confieso que prometí no aceptar retos que tengan que ver con lugares extraños, paranormales.

1 comentario

  1. EXCELENTE NARRATIVA, FELICIDADES, SIGUE ADELANTE

Responder a JACOBO Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *