Idilio de identidad

Somos sueños de espigas que florecen al arrullo del sol y el viento, somos vida que se teje
en el surco.
Somos esa semilla, madura en la vaina, que se arremolina junto al ajo y la cebolla, en la ollita
de barro.
Somos, sabores, terrosos, dulzones y cítricos.
Soy, maíz, frijol y chile, triada divina, generoso microcosmos que sostiene el orgullo de
nuestra memoria. Surco, siembra y destino sagrado.

En el comal te tatemas, sublime fruto de la tierra, hijo de mis antepasados.
Me pierdo en los laberintos de tu frescura punzante, y de tus profundos tonos ahumados.
Arde mi inspiración mientras te desmenuzo. Incitante placer cuando te contemplo.
Y el molcajete te recibe, sublime amor, tatemado de mi corazón.

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