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Te acompaña cuando te duelen las muelas
cuando regresas a casa después de un entierro
o simplemente cuando descansas en el sofá
después de lavar los trastes.
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Algunos versos son como el pelo
se quedan en la mesa
en el baño
debajo del refri.
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El otro día una compañera de la oficina me dijo
¡Aaaj! Tienes pelos de perro en la camisa
y le contesté:
Sí, son parte de mi outfit.
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La poesía puede ser doméstica o rescatista
o corre por el campo cerca de las ovejas
y las vacas.
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Hay casi tanta poesía como perros por adoptar.
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Poema que ladra no muerde.
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Hace unos años
le extirparon la matriz a mi perra
porque tenía tumores.
Cuando el médico la seccionó
se dio cuenta que eran poemas.
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Ojalá mis poemas también sientan esta perra hambre
porque no se puede vivir de escribir.
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Hay casi tantos perros desobedientes como poemas
también los hay con heterocromía
y con diabetes
por tanto dulce.
Javier Pacheco (1995, Querétaro. Qro) Paramédico de profesión, le regala su tiempo libre a la escritura de poemas. Publicó los poemarios Soy de lxs que temen más a la forma de morir que a la muerte misma (El Humo, 2020) y Poemas contemporáneos para gente fea (N.E.L, 2022). Actualmente se encuentra terminando su próximo poemario Necesito un hobby nuevo en lo que me crecen las pestañas (Neptuno, 2024). Vive con su perra, le gusta robar limones del árbol de sus vecinos y toma el diplomado de interpretación de nubes impartido por la reencarnación de Nicanor Parra.