Fue una tarde, que Viviana decidió regresar al pueblo después de vivir en la ciudad, por más de veinte años. Viviana pudo haber hecho el viaje más confortable o cómodo por decirlo de alguna manera si aún tuviera su antiguo sedan 1984. Esa tarde se encontraba en el umbral de la que le dijeron era su casa, sin auto y sin marido.
Su mudanza la hizo el mismo día que firmó el acta de divorcio. Fue más complicada la mudanza que la firma del acta; elegir las cosas de gran valía, las que para el corazón son importantes se las llevó toditas, todo lo demás no le cabía. El sedán representaba su primera autonomía económica, era tiempo de ser moneda de cambio para regresar a su pueblo. La mujer citadina y exitosa, regresaría a pesar suyo a la casa de su madre. Sabía que no era lo mejor, pero la desolación y su mala salud, la llevaron por ese rumbo.
Subió al autobús sintiendo escalofríos, la piel se le puso chinita; sentía una emoción muy parecida a la que provoca subirse a la rueda de la fortuna, pudiera ser entusiasmo o miedo. A pesar del cansancio no pudo dormir, sólo cerró sus párpados. Sus pensamientos iban y venían, saltaban como sapos en el río, queriendo ocupar su atención, todos al mismo tiempo. Se sentía abrumada, ¿había tomado la decisión correcta?
Poco a poco, con la misma fluidez con que iba el autobús fueron llegando alegres recuerdos de su niñez estando con su padre, Sólo soñando podía estar con él. En alguna parte del camino Viviana se quedó dormida, al abrir los ojos pudo darse cuenta que estaba por llegar; los plantíos de maíz y de sorgo se extendían abrazando los carriles de la carretera.
Era la época donde los campos brillaban con todo su esplendor, los colores de las siembras se reflejaban en el mismo cielo. Esos campos de sorgo y el petricor de la mañana le hacían recordarlo. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. ¡Cuánto te extraño!
Se limpió la cara con sus manos e hizo con ellas un gesto de súplica, la calma que tuvo dormitando se fue esfumando y de manera vertiginosa sus emociones se empujaban unas a otras de la misma forma en que se aglomeran su sangre provocándole fiebre, escalofríos, cefalea, náuseas y miedo. Daria más de lo que había perdido por estar viajando a otro lugar, lejos muy lejos de esa ciudad con cara de pueblo, a la que le faltaba poco por llegar.
A Viviana desde que era una niña se le notó la rebeldía. Si no estaba de acuerdo con algo o con alguien, pues con la pena ella daba su opinión y si hería susceptibilidades pues disculpe usted, pero, así las cosas. Esa chispa en sus ojos castaños de avellana más que de picardía era de una inteligencia nata que le permitía resolver sus conflictos existenciales y así decidió llamarles.
Hacer su santa voluntad sería lo que la llevaría a ser una mujer independiente, la que toma las riendas de su vida y se responsabiliza de sus decisiones; hacerse de sus propias victorias y fracasos. Su temperamento, su porte y personalidad hacían que se distinguiera entre las demás chicas de la escuela. Sus rasgos eran muy particulares y poco comunes ya que su padre de origen francés le había heredado sus mejores atributos, lo que aunados a los de su madre, originaria de los Altos de Jalisco la hacían además de todo ser muy bonita. Su madre en alguna ocasión la animó a inscribirse a un concurso de belleza, Viviana a pesar de su carácter era medio ranchera, como le decía su padre, y al final de cuentas aceptó, pero no pasó ni a las semifinales. Entre los comentarios y los chismes de la gente se escuchó decir que era puro circo el susodicho concurso, pues la ganadora ya estaba elegida desde antes, era la hija del ayudante municipal. Los conocidos y los amigos de la familia le decían que ella era más bonita. Creía que los comentarios eran de puro compromiso, asunto que en su momento no le preocupaba mucho que digamos; pasado el tiempo si llegó a preguntarse qué tan atractiva podía ser. Todas sus conocidas y algunas de sus amigas ya tenían novio, a ella nadie la invitaban a salir y menos que alguien le pidiera ser su novia. Se sentía como la muñeca fea de la canción de Cri-Cri. Pero quienes en verdad conocían y querían a Viviana, decían que era una joven muy bonita y de noble corazón.
Cuando las alas de Viviana ya eran fuertes y seguras, decidió volar a la gran ciudad. Se graduó con honores, se colocó en el trabajo que quería y consiguió una absoluta autonomía. Se sentía segura de sí misma y capaz de lograr cada uno de sus objetivos. Conoció al hombre que la hacía ser su mejor versión, y ella lograba lo mismo en él. Pasaron los años y todo fluía al parecer de forma perfecta. En efecto solo lo parecía, pues los bemoles de su vida se fueron dando con quien tanto quería. El diccionario utilizado para decir de mil maneras te amo, había cambiado. Más vale decir adiós que empezar a utilizar antónimos.
Ya era momento de bajar del autobús, el chillar de los frenos y el soplido del aire al abrirse la puerta lo indicó claramente. Pensó que estarían sus hermanos esperándola y que en casa habría una mesa puesta con las ollas de mole, arroz y frijoles preparadas por su madre.
Llegó sola a casa. Ahí, estaba sentada a la mesa su madre. Al verla se produjo una alianza pactada con un fuerte y cálido abrazo. Juntas saborearon ese mole dulce que solo ella podía cocinar, con una guarnición de risas y una que otra lágrima, recuerdos, y añoranzas.
Viviana le contaba cada uno de sus planes, sus proyectos; incluso, decía sentirse liberada al ya no tener la presión de vivir en la ciudad. Estaba entusiasmada de iniciar otra etapa en su vida la cual sería exitosa por demás. Su madre le ofreció que se quedara a vivir con ella, cosa que no agradó del todo a Viviana pues la ausencia de sus hermanos no le daba una buena espina que digamos. El argumento que le dio su madre, fue contundente, duro y a la cabeza: las dos estaban finalmente solas, había mucha verdad en esas palabras.
En esos más de 20 años viviendo en la ciudad, Viviana los visitaba regularmente. Vivir a kilómetros lejos de ellos, permitía la armonía familiar. Los hermanos siempre fueron recelosos de su presencia. Cuando su padre aún vivía los visitaba con frecuencia, al morir él, las visitas eran más distantes, pero, aun así, siempre estuvo al pendiente de su madre. A pesar de la distancia se podía notar quién se preocupaba y ocupaba de ella.
Esas relaciones familiares, tejieron lazos enfermizos y fue difícil que la madre de Viviana se diera cuenta, pero llegó el día que se corrió el velo y entre ellas se tejieron lazos que fueron sanando las heridas. Esa relación hizo que algo se empezara a descomponer en el corazón de sus hermanos, tanto que el ambiente familiar estaba enrarecido con un olor fétido, razón por la que tenía que respirar otros aires. Con una palmada en la mesa Viviana se levantó de la mesa, besó en la frente a su madre. Aún no sabía del todo que pasaría de ahora en adelante, pero tenía que comenzar a reinventarse, a volver a ser ella, a perdonarse.
Nací en el año de 1965 en Arcadia California, USA., pero, es en México donde viví mi infancia y adolescencia. Optometrista de profesión egresada del Instituto Politécnico Nacional, continué con mi formación académica realizando estudios de posgrado en Especialista en Función Visual y Maestría en Docencia.
Apasionada de las letras desde niña me adentré al mundo de la Literatura presentando sus escritos en diferentes escenarios. Actualmente soy Lectora en voz alta y Narradora oral (FONCA). Mis poemas El tiempo, Inevitable y Encuentro fueron publicados en el año de 2018 por la Revista Digital El futuro del ayer, hoy. Seleccionada con su cuento corto “Cañitas para Zapata” siendo publicado dentro de la Antología Zapata cabalga en mis letras (2019) por el Gobierno del Estado de Morelos. En el mes de marzo de 2019 fui reconocida por la Ilustre y Benemérita de la Patria Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y La Academia Nacional de Poesía de la SMGE por su participación con los poemas Inevitable y El tiempo dentro del marco del Segundo Encuentro Latinoamericano de Poesía.
Muchas felicidades amiga por todos tus exitos y porque tu eres una mujer muy luchadora pero sobre todo eres genial , carismatica maravillosa inteligente y Dios te va seguir para que siga con mas triunfos. Mis mejores deceo muchas bendiciones. Te quiero mucho mi amiga de corazon te mando un fuerte abrazo