Oda al regocijo
Te toco
mariposa
de vuelos hialinos
y sueños azules
escarabajo
de huella esmeralda
y páginas metálicas
Te abro
mi corazón
de arroyo herido
Imprime tu voz
quédate
tu morada sea
y con nada se interrumpa
La armonía
penetre
como el sol
apacible
que opaca luceros
y candelas
y murmura
hilos de amor
que entibian el aliento
guardián de mi remanso
y canta
y guarda mis versos
Al alba
tus alas ígneas
besen las sombras.
Soy…
Me pregunto, ¿quién soy?
acaso es mejor preguntarse
¿Soy quien irrumpe el universo?
¿Soy con mi alma verdadera?
¿Tiene hálito mi esencia?
¿Fui concebida por casualidad fortuita
o por probabilística?
¿Quién soy? ¿Quién soy?
¿Acaso insistir asegura la respuesta?
¡Si jamás sabré del cardumen cuántos peces guarda!
¿Quién soy, quién soy, quién soy, quién soy?
Y mi voz suena
como repicar de campana
ácida
como vuelo de alondra al terminar la lluvia
en busca de refugio
en tarde de hojas secas.
Y mi voz suena
como el rugido de un pinacate entre la arena
al final del hastío
como aleteo de libélula
posada en la espina
para libar la nada.

Nació en el municipio de Texcoco, estado de México, ahí vive desde hace más de sesenta años. Su reciente ingreso al mundo de la creación literaria llevada de la mano por maestras y maestros ocurrió al inicio de la pandemia del covid19, lo que coincidió con su retiro laboral. Inició con el taller “Mujer escribir cambia tu vida”, incursionó en la poesía y posteriormente en novela autobiográfica y cuento.
Acostumbrada a la escritura técnica, ha encontrado en la creación literaria la forma de transmitir sus sentimientos apoyada con los talleres virtuales de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay y del Centro de Desarrollo Comunitario Los Chocolates. Participa en dos grupos de lectura y escritura creativa del estado de Morelos.