No esta noche/Del brillo de nuestros ojos

No esta noche

He cortado mi cuerpo para no aburrir

mientras te esperaba seis siglos,

mientras comía seis manzanas rojas

con seis gusanos a los que perdoné la vida.

He imaginado tantas veces mi muerte en la espera

y se han escrito las más hermosas tragedias.

Yo seguí en el mismo cruce del ensueño,

pues sabía que vendrías como lucero.

Y caíste, meteoro septentrional

que Dios fue incapaz de crear.

Caíste sin saber tu procedencia o destino,

tal como lo había leído en los registros.

Y no, cometa que cae y se levanta,

estrella de los arcanos que viene y va,

esta noche no marcharás. No te irás

con tu cabellera albina fugaz.

No esta noche, la última mía,

cuando para heridas ya no hay lugar.

Te haré el amor con las arterias;

te besaré estela, polvo y venas.

Te esperé con ambición insana,

acumulando pasiones de centurias

para venerarte en devoción.

Y aunque escucho ya la guadaña arrastrar,

mi noche perfecta no cortará.

Será con el alba crecida, quizá.

No esta noche. Lucharé hasta el final.

Mi cuello será tuyo y no de ella,

única luminaria adorable.

Esta noche la guadaña no vendrá

y tú no te vas a marchar.

Morir en tu cercanía sería infame derroche.

No. No moriré esta noche.

Del brillo en nuestros ojos

Lo he sentido y ha vivido en mis ojos,

brillado como los tersos caballos negros

a través de su crin azabache.

Ha sido mío y lo reconozco

hoy noche también en tus ojos,

pues mora en su fulgor aceituna,

y no hay ninguna otra luz igual.

Es brillo como de bólidos fatuos

que adornan miradas que lucen distantes

de seres cansados y hartos,

pero que están tan cerca de sí,

de su propia carne aún latiente

pues están necesitando morir,

sentir cómo se esfuma todo en un suave desliz:
es el descenso que clama su fin.

Lo conozco. Ha vivido en mis ojos,

brillado en el corazón de la penumbra

como los cuervos a los astros

a través de su hermoso plumaje.


Es brillo real de flama que a enfrentarte
contigo mismo llama.

Confía, amada, no temas,

si te envuelve como a mí a todas horas…

y te fija a un amor extraño

por el filo en las rasuradoras.

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