Cuenta alguna leyenda que esta fiesta pagana se remota desde la época donde los españoles tenían poco tiempo de haber llegado a estas paradisiacas tierras. Ellos venían con sus costumbres desde su país, como es la que se refiere al inicio de la cuaresma, donde días antes de iniciarse realizaban grandes y bulliciosas fiestas, llenas de los pecados que ya no podrían cometer durante ese periodo de reflexión: bailar, comer, beber y más. Con vanidad y soberbia altivamente vestían lujosos atuendos llenos de brillo y color, festejos a los que no eran invitados los indígenas y mestizos, discriminándolos, marginándolos fuera de sus fiestas.
La gente del pueblo en lugar de ver un desprecio, vio una muy favorable oportunidad de hacer una fiesta igual que ellos, imitándolos y hasta burlándose de aquellos blancos y barbudos gachupines españoles, saliendo a brincar bailando por las calles con el escándalo de la alegría contagiosa, convirtiéndose en una fiesta pagano-religiosa.
A Jiutepec llegó el brinco del chinelo a principio de la década de los cincuentas. Una de las tradiciones más esperadas en este rinconcito de patria, es el carnaval. Toda la gente del pueblo, sus colonias y forasteros, esperan este ruidoso y colorido festejo, que se celebra en el mes de enero. Es el primer carnaval de todo el estado y uno de los más grandes.
Hombres y mujeres empiezan a prepararse para esta fiesta con mucha anticipación, ya que el principal atractivo de este festejo son los coloridos y brillantes trajes de chinelo: el traje en una artesanía bellamente espectacular que empieza su elaboración meses o años antes del esperado festejo.
Quienes desean un bello traje de chinelo, van con los hábiles artesanos que los elaboran para venderlos. Son un poco costosos, pero el trabajo pulcro y maravilloso que hacen vale la pena.
El traje de chinelo lo forman varios elementos: la bata larga que es de terciopelo, en la espalda cuelga un volantón que llega más abajo de la cadera, este volantón lleva una brillante y colorida figura prehispánica rodeada de peludo marabú de colores fuertes y chillantes, se adorna toda la bata con muchas figuras de guerreros aztecas, dioses y santos cuidadosamente elaboradas de chaquira y canutillo, también lo adornan muchos brillantes chapetones que son círculos rellenos de lentejuela de colores y canutillo con colguijes.
El sombrero que es de palma, se forra cuidadosamente con terciopelo cubriéndose con muchos adornos de figuras y chapetones al igual que el vestido, también lleva bellas plumas de colores, al rededor del sombrero lleva un flequillo colgante, algunos son muy elaborados con hermosos paisajes a base de puro canutillo que se mueven al compás del brinco.
La máscara rosada y barbuda de grandes ojos representa al gachupín, los guantes y pañuelos que cubren la cabeza, guardan la identidad del hombre o la mujer que está dentro de ese chinelo, no muestran ni un solo espacio de piel. Cuando inicia el esperado carnaval tiene que ser un día viernes. Ese día ya se ven todas las calles del centro muy bien adornadas de lado a lado, con hojas picadas de colores vistosos. Se ve ya mucha gente llegando al zócalo, las bandas de viento se arremolinan en las calles principales y muchos chínelos preparándose para iniciar el brinco.
Se inicia con una misa para los chinelos en la antigua parroquia de “Santiago Apóstol”. Oyendo la primera llamada, los chinelos están en los últimos preparativos de su vestimenta para irse tranquilamente caminando y entrar todos juntos por esa empedrada calzada de la iglesia. Inicia desde la puerta que da a la calle hasta la puerta que entra a la nave principal; ya en la segunda llamada, la calzada se llena de coloridos, brillantes y majestuosos chinelos que asisten a misa en compañía de familiares, amigos, conocidos y curiosos; a la tercera llamada, siendo las 11:00 AM la iglesia está coloridamente llena, en la entrada el sacerdote los espera para darles una bendición, los chinelos se quitan respetuosamente el sombrero para entrar a escuchar la misa, misa que se ofrece por los chinelos que ya descansan en paz y también es una acción de gracias por estar otro año celebrando el carnaval.
De pronto en la celebración de la misa hay un momento muy emotivo, este ocurre cuando se dan las ofrendas y la banda de viento retumba en esas altas y potentes paredes escuchándose el alegre baile de los chinelos, ellos se colocan su máscara rosada y su pesado sombrero, para y ofrendar ese primer baile. La emoción está a flor de piel al ver y escuchar, el templo se llena de alegría, energía, sentimiento, pertenencia. Muchas emociones que, al sentir en carne propia el orgullo de lo que somos, las lágrimas de emoción indescriptible se asoman en los ojos y amenazan con desbordarse al vivir ese mágico momento místico dentro de la celebración eucarística.
Formalmente inicia el carnaval a las 12:00 horas, en el zócalo ningún alfiler puede caber, el presidente municipal hace la inauguración del esperado brinco, las comparsas de chinelos están con las bandas de viento que durante los próximos tres días no pararán de tocar por las calles principales del centro. Fiesta esperada por todos los jiutepequenses, incluso los que se van a otros estados o al país vecino; esta es la fiesta que esperan para visitar a su pueblo, con sus familiares, con sus amigos y estar en este alegre festejo, bailando por todas las calles al son del brinco del chinelo; porque solamente quien ya se vistió de chinelo, quien ha bailado el brinco, sabe que el traje de chinelo transforma, transforma al que lleva puesto ese traje de terciopelo con brillantes figuras, máscara rosada, y barba prominente al sentir la libertad de energía llena de emociones que transcurre a través de los sentidos y sale sin pena al escuchar y bailar la alegre melodía de los chinelos.
DALIA AGUILAR SALGADO. Lic. en Administración. Ha participado en las siguientes antologías publicadas: “Jiutepec: memoria histórica, próxima y remota” edición julio de 2017. “Congreso nacional de cronistas mexicanos. Memoria de labores Cancún 2017. tomo 1” agosto 2017, “Zona cero: Morelos 19/s”; Ediciones eternos malabares, mayo 2018., Publicaciones en: “La Real Asociación Española de Cronistas Oficiales”. octubre y noviembre 2017. ,“Relatos de Jiutepec” año 2021, “Lotería de Historias” noviembre 2023. Obtuvo el primer lugar por el trabajo presentado en la mesa: “El cronista y la crónica en el siglo XXI; fortalezas y debilidades”. del 41º. Congreso nacional de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas. agosto 2018. Publicaciones varias: Libro-guía de Jiutepéc de la Serie de Cronistas del Renacimiento Mexicano en el año 2021. “Platícame Jiutepéc”, julio 2022. Ha participado en las siguientes revistas electrónicas: “Letras Insomnes”, “Crónicas Mexicanas” y fue seleccionada para la antología “Navidades Paralelas” año 2023
Que importante es que nos comparta Dalia las tradiciones de su Estado. Muchas felicidades Dalia!!!