“El instituto tecnológico y de estudios superiores de Monterrey en el área de ingeniería en sistemas, ingeniería en electrónica y en ciencias de alimentos, logró usar como procesador principal una litchi para correr el juego Doom”.
Eso debió de haber dicho el periódico. Sin embargo, el experimento sólo llegó a unos cables, alteraciones en semillas y buenas intenciones. Todo se tiró, excepto las semillas modificadas. Que fueron plantadas en la calle de un estudiante curioso, que tuvo el des fortunio de pedirlas para no desperdiciarlas. Fue ahí donde creció un árbol de litchi, idéntico a cualquier otro. Al que, con algún tiempo transcurrido, crecieron frutos. Un poco más rosas de lo normal, pero no tanto como para que alguien lo notara.
No fue hasta que la madre del estudiante, después de despellejar una y darle una mordida se dio cuenta que, en la carne de la fruta se sentían polvos, casi como arena. Conservaba el mismo sabor. Pero había un detalle más, se dio cuenta de algo, la fruta no tenía su contrastante y molesta semilla. Esta se había disuelto en la fruta.
La madre bajo varias y se las dio a su familia. Al cabo de unos días, estos padecieron de retortijones y dificultad en la digestión, según los reportes médicos previo a, unos días después, ser atravesados por unas raíces saliendo de sus intestinos.
Estas sacaron nuevas frutas, que ya maduras, empezaron a moverse, con pelos que salían de la cáscara, hacia lugares con luz y tierra fértil. Lanzando sus semillas al morir como si de un hongo liberando esporas se tratase. Enlazadas de alguna manera se coordinan para buscar el mejor lugar para crecer, esparciéndose por todo el mundo. Pudiendo pasar meses en un lugar o cuerpo antes de morir o enraizarse y florecer, así que se sospecha que a estas alturas podrían estar en todo el mundo.
Este es el origen de la nueva “infección de la lechia”. Y a partir de aquí es donde usted empieza a tomar acción, no olvide usar cubrebocas, compre el agua de las marcas en pantalla, compre comida enlatada y embolsada bajo las medidas y regulaciones mencionadas de la nota anterior. Les notificaremos cuando los cuerpos de salud pública logren filtrar las tuberías para reabrir el agua.
Recuerde que pese a estas medidas es imposible saber si porta estas semillas, ya que las medidas actuales para identificar infectados ponen en riesgo al personal de salud. No olvide que no hay inmunidad a estas esporas, al menos que se haya detectado. Tenerlas es una lenta condena de muerte y los herbicidas parecen no afectar a esta especie.
Estas son las noticias de hoy. Buenas tardes y que Dios nos ayude.
Luis Fernando Villafranco Sánchez. Nació en la Ciudad de México, el 3 de marzo de 2008. Pasando su adolescencia en el municipio de Xochitepec, Morelos . Estudiante de la preparatoria del Tecnológico de Monterrey Campus Cuernavaca; graduado de la primaria y secundaria Justo Sierra. Con amigos y maestros como, Fernando Corona, Enrique Gastelum, Xóchilt Virto, Efraím Blanco, entre otros. Ha participado en concursos escolares a nivel nacional y estatal de escritura ganando dos de estos en 2024.
Dios nos agarre confesados, ante una nueva pandemia.
Felicidades!!! Me gustó mucho tu cuento. Bienvenido a Letras Insomnes, las letras que nunca duermen.
Un abrazo 🤗