Hija mía

Comparto un verso que me escribió mi padre alrededor de 1957:

Hija mía, cuando llegue la noche

y la entraña del bien regocijado

para nosotros cante, no digas,

mi pequeña, que es un don que nos dan,

No desmerezca su esfuerzo el corazón.

Recuerdas una noche, muchos años,

humillados por el sol indeleble,

ante la nieve cegadora, aquí, bajo

la piedra pusimos nuestro amor,

ni derrochado ni mezquino. Hija mía,

toda la maravilla, todo lo merecemos.

Tomado de: Ernesto Mejía Sánchez. Consolaciones, 1957. En Recolección a mediodía. Ernesto Mejía Sánchez Nació en Masaya, Nicaragua, el 6 de julio de 1923; murió en Mérida, Yucatán, el 28 de octubre de 1985. Radicó en la Ciudad de México desde 1944. Ensayista, investigador y poeta.

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