Hécate

Todo empezó una noche que tenía mucho insomnio. Me levanté de mi cama. Me puse una sudadera y tenis. Agarré mis audífonos. Salí de mi casa para caminar sin rumbo. Mi única compañía era la oscuridad, los animales que me encontraba y las sombras que veía en cualquier parte. No había nada de gente y ni un solo ruido. Claro, había una tranquilidad en la noche: eran la una y media de la mañana.

Era luna nueva. El cielo estaba muy oscuro. Iba caminando por la colonia Guadalupe Victoria. Para ser exactos enfrente de la biblioteca; ahí empezó lo raro. Se prendió una luz y apareció en medio de la carretera una mujer, justo en el cruce donde se encuentran los tres caminos. La mujer tenía tres rostros: uno que miraba para el camino de la izquierda, otro al frente y uno más hacia la derecha. Sus ojos eran realmente hermosos, brillaban como velas encendidas. Llevaba puesta una capa oscura que flotaba alrededor de su cuerpo, como si el viento la adorara.

En su mano derecha llevaba una antorcha, y en la izquierda llevaba una llave de color dorado. A sus pies estaban tres perros negros. No ladraban. Nada más miraban a su alrededor.

No sabía lo que había pasado, me quedé hipnotizada. A pesar, de lo ocurrido, seguí con mi caminata. Me sentía confundida y con muchos escalofríos, tenía miedo, pero traté de no darle importancia. Todo estaba en silencio. Decidí escuchar música y hacer como si nada hubiese pasado.

A las dos cincuenta de la madrugada, comencé a aburrirme. Tomé la decisión de ir a San Mateo, a explorar el ex panteón, Por el simple hecho de no tener nada que hacer.

Cuando llegué, recorría la plazuela pasando por la entrada principal de la iglesia. De repente, empecé a ver sombras y escuchaba ruidos. Lo peor era que, el lugar estaba en silencio, pero yo seguía oyéndolos, también se oían voces. La voz en mi cabeza, justo era la voz de la deidad que había visto.

—Yo sé que tú sabes quién soy–me dijo, sin mover sus labios.

—Eres Hécate—respondí sin pensar, sin saber quién era.

—Niña, la magia duerme en ti. Pero muy pronto despertará. Cuando llegue la hora, irás al cruce otra vez.

Y entonces, desapareció. Como si fuera humo. Los perros también. Quedó un olor a incienso. No solo fue un encuentro, fue un llamado. Yo soy la elegida de la Diosa.

4 comentarios

  1. que hermoso tienes mucha creatividad eres una gran escritora sigue adelante vas a llegar lejos.

  2. Muy buen texto me dejó atrapada con ganas de seguir leyendo. Felicidades a la pequeña autora que siga la pluma al tintero🪶

  3. Me llena de orgullo saber que, con tan solo 13 años, has creado una hermosa narrativa de cuento. En cada palabra que escribes, dejas ver tu imaginación, tu ternura y tu talento. Sigue soñando, escribiendo y compartiendo ese mundo tan bonito que llevas dentro.

  4. Felicidades!!! Un buen texto, deja abierta la puerta para continuar con otro cuento.

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