Ismael solo piensa en bailar, él escucha el chúntaro style de Los Chicos del Barrio y su corazón se agita queriendo demostrar que la sabe marcar.
Ismael, con diecisiete años, piensa que un día descubrirán su talento y será contratado para bailar con grandes artistas, está convencido que nació para eso. Su madre, por su parte, se siente cansada, su hijito querido dejó la secundaria con el pretexto de qué no se le dio eso de la estudiada, y ahora durante el día solo deambula por las calles.
Ella quisiera que consiguiera un empleo y que ayudara con los gastos de la casa; se sorprende pensando durante el día que seguro en la maquila donde ella trabaja si hablara con el gerente, le conseguiría un trabajo en el departamento de producción. Su pequeño hijo es tan inteligente que seguro no tardara en ir ascendiendo, tal vez hasta un día ganara el dinero suficiente como para que la mantenga.
Ismael asegura ser un alma libre, y no quiere estar amarrado a horarios; con pantalones flojos, camisa de tirantes, un cigarro atrás de la oreja y grabadora en mano, solo quiere salir por las cuadras de la Luis Echeverría y escuchar un buen cumbión. Le gusta atraer la atención de las morritas, porque por ese breve instante se siente importante, se hace una rueda a su alrededor y no duda en dar lo mejor de sí, la calle es su pista de baile y el barrio le pertenece. Con suerte y por fin ahora sí la María le haga caso y se la pueda robar para llevarla a vivir a casa de su mamá.
Por otro lado, la madre de Ismael se sorprende pensando en Raymundo, su última ex pareja, la había dejado por otra más joven. Teniendo solo dos hijos se siente muy sola, el ingrato de su hijo Manuel se largo con la Susana y pocas veces la visita. Cree que el amor ya no es para ella. Viendo al vacío piensa que, si ella se sigue haciéndose cargo económicamente del Ismael, él tendría el compromiso moral de quedarse con ella, con eso aseguraría su futuro para tener quien la cuide durante su vejez. Si tan sólo hubiera tenido una hija que la cuidará no tendría que dejar esa responsabilidad a su Ismaelito.
Y entonces así se van los días y los meses, Ismael esperando triunfar con su baile, y su madre dejando pasar el tiempo para que tener quien la cuide cuando las dolencias lleguen a su cuerpo.

Torreón Coahuila, 1989. México. Estudió Relaciones Internacionales. Asiste al taller de literario “Yo, es otro”, y ha colaborado con cuentos en la revista del mismo taller
https://revistayoesotro.blogspot.com/2022/12/el-trabajo-de-aurelio-por-karen.html