El juicio particular
El sudor se deslizaba por sus rostros mientras ordenaban a sus miradas predecir la siguiente jugada del adversario. ¿Quiénes eran ellos? ¡Los seres que representaban al cielo y al infierno! En medio de ambos: un tablero de ajedrez. A unos metros, en un rincón: un hombre llamado Bar-Simón. Atado deCuéntame más…