La mujer del callejón
Desde que murió el abuelo Rómulo, no he dejado de sentir un vacío en el estómago. Era un viejo infame, borracho y mujeriego. Nos maltrataba de maneras indecibles a la abuela y a mí. — ¡Eduviges! ¡La cerveza, carajo! Vieja hija de la tiznada. — Gritaba enronquecido y ebrioCuéntame más…