Narrativa (Page 56)

Mire, Eulalia, yo no rompí ese condenado jarro. Yo ni estuve en su casa, estaba viendo al cielo caer sobre la azotea. Mis compañeras, preocupadas por mi tardanza, me estaban buscando. Así que, cuando el cielo rozó el piso, me trepé en una nube. Sí, no se burle, que seCuéntame más…

Soy la única que puede percibir la tensión por estar rodeada de quienes, en cualquier momento, pueden desactivar el modo reposo y digitalizarme de pies a cabeza solo con pasar frente a sus ojos, o debería decir, lectores ópticos. El vagón en el que vamos, es mixto, sirve para laCuéntame más…

La primera vez que Sigrid sostuvo una espada entre sus pálidas y delgaduchas manos, se sintió como si el mundo entero le hubiera caído encima. No solo porque la empuñadura era mil veces más grande que su navaja para defenderse de los monstruos del bosque, sino también porque le doblabaCuéntame más…