Memoria de la aldea Lóng
El amanecer coloreó la cúspide de la montaña de un tono tan anaranjado, que lucía como si un fuego fatuo amenazara con derretir la nieve de aquella cumbre desconocida para la humanidad. Sólo la impávida figura de Xiao Tà, el último sobreviviente del monasterio Huǒ-shé, no presenció aquel maravilloso espectáculo.Cuéntame más…