Alex Roque

Alejandro J. Roque nació en la Ciudad de México en 1988. Siempre ha sentido una extraña atracción por las humanidades por lo cual decidió realizar sus estudios en Desarrollo y Gestión Interculturales en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue aquí donde entró en contacto con diversas cosmovisiones, se apasionó por distintos mundos mitológicos y cosechó el amor a los idiomas. En 2012, ganó una beca para estudiar en Beijing, ciudad que sería su segunda casa durante siete años. Llevó a cabo sus estudios de lengua y cultura chinas en la Universidad de Lenguas y Culturas de Beijing (BLCU) y en la Universidad de Comunicaciones de Beijing. Sus narraciones forman parte de las antologías “Relatos para desvanecerse” y “Terror cruel”, próximos a publicarse bajo el Grupo Editorial Letras Negras. Asimismo, participa en la antología de la Editorial Lengua de Diablo “Navidades paralelas II: la venganza del Krampus y otros seres de la oscuridad”. Ha dado clases en diversas universidades del mundo como BLCU (China), Groningen (Países Bajos), Istinye (Turquía) y CUDEC (México). Actualmente se dedica a la docencia de idiomas y a servir como intérprete chino mandarín-español en audiencias orales.

Lanzó el último puñado de sal. Estaba agotado. Preparó las copas negras, las cuales eran similares a los cálices usados en las misas y que portaban grabados de flores extrañas y figuras geométricas curiosas. Eran bastante pesadas, sin embargo, Álvaro creía que eran las indicadas para la ocasión. Vertió enCuéntame más…

La Luna engulló al Sol y poco a poco el cielo se fue oscureciendo. El crepúsculo cubrió cada rincón de la Ciudad de México. La noche cobraría vida por tres largos días. Nadie imaginaba que el fin de una época estaba por iniciar. Aquella mañana de lunes, los telediarios saturabanCuéntame más…

El tren llegó a la estación de Mohe poco después del mediodía. Yo me moría de calor, pero aún más, del asco que me producía el fuerte hedor a sudor que impregnaba mi camisa de cuadros ya acartonada por el viaje de veinticinco horas en tren. Si bien había unCuéntame más…