Los muertos han de volver
Grettel dibujaba con lágrimas de indignación a su pitbull Max, atacando ferozmente al vecino insensato que lo atropelló. Esa triste mañana, cavó un hoyo en el jardín para enterrarlo. Por la madrugada, escribió sobre aquel retrato de Max el nombre del asesino y lo roció con sangre de una gallina.Cuéntame más…