Amores de ceniza y polvo

Los recuerdos se cruzan y entretejen

en la fina maraña del silencio,

surgen en las fisuras taciturnas,

colmando los repliegues

de la oquedad azul de la memoria.

Y llegan como un fardo de nostalgia,

quimeras de papel que se fragmentan

bajo la niebla espesa del otoño.

Astilla, como estrella en espiral

incendia los latidos de esta piel

que resplandece al tacto de caricias:

caricias de humo y sal,

de niebla y de ceniza.

Entre los sueños se abren pasadizos. 

La imagen de mí misma me es extraña,

apenas un contorno, un frágil trazo,

una sombra sutil

que se abre a la esperanza

y a la ilusión de amar lo inalcanzable.

Es la chispa que no llegó a ser llama,

son destellos que pronto se oscurecen.

Son un juego de niños,

los amores de infancia.

Al primer amor nunca lo olvidamos,

aunque pase de prisa en nuestra vida.

Queda prendado al hilo de un suspiro,

es la luz temblorosa en la memoria,

es un tren de agonía que no parte.

Vaga entre sueños tu figura frágil,

tus pasos silenciosos se detienen

en el jardín de sombras susurrantes

donde agonizan besos y suspiros.

Tu voz, eco lejano

se apaga entre la niebla

como una hoja que el viento arrastra lejos,

lucero que se muere en la distancia.

¿Dónde fueron las horas compartidas,

los latidos ardientes y sinceros?

Se han ido como ríos en la arena

se pierden en la noche,

se pierden en las sombras.

Todo esto ya es pasado

es un mundo de polvo y de ceniza,

pero en el recuerdo aún hay fuego… y quema.

Todo esto lo atesoro en mi interior

cada voz apagada,

cada roce en la piel,

cada beso encendido.

1 comentario

  1. Buenas tardes Martha, me gusto mucho tu poema: Amores de Ceniza y Polvo. Felicidades por tus participaciones y reconocimientos literarios.

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