Algunos rótulos aún presentan líneas de lápiz como guías

1

Una llamarada espera paciente

el momento justo para apagarse.

Un teléfono enmudecido

olvida el sonido de los claxons.

La voz que emerge de la calle

es casi siempre un grito.

2

La risa oculta

en la vergüenza

tras el tropiezo ajeno

al bajar del autobús.

No es el movimiento

o la ausencia del mismo

tampoco es el rostro

de quien falla milimétricamente

y pisa mal un escalón.

Es la distancia,

el primer atisbo

de la carcajada.

3

Va a reír más fuerte

conforme la gotera avance.

Bailan sus dedos

igual que yonquis enamorados

cuando fija la vista en el suelo

y se encorva como vela

acostumbrada al deterioro.

La música clásica lo llena de ansias.

Algo sucede tras bambalinas.

Invadido por la calma

busca razones en el aire

al perseguir siluetas

de humo en los espejos,

revisar en las antenas

de las moscas

y aprender el ritmo

de la gotera.

Sus dedos no le pertenecen más,

es un exiliado en su respiración

y el goteo dicta al intervalo

su automática respuesta

el testimonio de una resonancia

contenida y apacible, casi tan peligrosa

como ponerse un suéter

al bajar las escaleras.

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