¿Animales?

Papá, tienes que entender, que debes de irte a vivir a una casa de ancianos, allá vas a encontrar personas de tu edad, y serás feliz Al estar tú allá, me vas a evitar muchos problemas, con mi esposo Enrique. Él me dice que lo fastidia ese olor a rancio que tienes. Anda papá, vete a una casa de ancianos.

―No hija, yo no quiero ir a esa casa, yo quiero estar contigo. ¡Choco, Choco bájate del sillón!, deberías de permanecer en el patio, aquí adentro de la casa llenas de pelos todos los muebles. También esta gata debe acompañarte al patio, ya que no hace ni una gracia. Solo está echada y lamiéndose.

―No, no papá a mi muñe no la molestes, tú sabes que ella es mi niña. Verdad, que si, eres mi niña. ¡Hermosa!

―Solo es una gata, hija. Y siempre está echada.

―Es mi niña. Y recuerda que a Enrique no le gusta que molestes y fastidies a choco, si te ve que sigues molestando a su perro, él mismo te va a llevar a la casa de ancianos. Anda papá, ya vete a bañar, ya tienes dos días que no lo haces.

―Ven, mi muñe, mi gatita hermosa, ten tu comida, come mi niña. Tú espera, choco, no tarda en llegar Enrique con tu comida. Come, mi niña, mi gatita bonita, que rico, olor tienes bonita.

―Hija, ya me bañé, ¿ya puedo comer?, tengo muchísima hambre.

―Si, ya estás limpio, te puedes sentar en el sillón. Y espera a que llegue mi esposo para comer, mientras, ponte a ver la televisión.

―Sí, hija.

―Mi muñe ya terminó de comer; descansa y duerme mi niña.

―¡Noticiero “De Exterminio” presenta: Hola, su servidor Patricio Caballero les informa las noticias en el mundo!:

En la guerra en Ucrania se estima más de 240,000 el número de víctimas en el conflicto! ¡En esta fotografía puede observar, a la madre de un soldado ucraniano que es sepultado!

Pasando a otra noticia…

¡Más de 50 millones de personas sufrirán hambre este año en África oriental! Los países más afectados son: Yibuti, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del sur, Sudán y Uganda…

¡Ahora nos vamos a Florida, Estados Unidos!, un tiroteo deja a 3 muertos, entre ellos, una niña de 9 años que gritó ¡me disparó!, con gran miedo en su voz, ¡las personas a su alrededor la escuchaban!

En este mismo país el fentanilo causa estragos y “zombis vivientes” en las calles de Los Ángeles…Más de 700 personas murieron en sus calles a causa de esta sustancia en menos de un Año…La muerte de un hombre negro en la ciudad de Mineápolis, Minnesota causó una ola de indignación en Estados Unidos después de que se ve a un policía blanco arrodillado sobre su cuello durante varios minutos.

En nuestras noticias Nacionales…Una joven de 17 años fue violada por cuatro jóvenes adinerados en la ciudad de Veracruz.

¡Aquí les mostramos esta cifra espantosa, escuchen, México ha reportado 800 feminicidios

en 2022!…

―¡Papá! ya apaga la televisión con esas noticias espantosas, y a ese volumen tan fuerte. Solo perturbas a mi muñe, ¡apaga la televisión!, papá, llaman a la puerta, abre.

―Sí, hija, ya voy, a paso lento, pero llego a la puerta.

Con el dinero, qué tengo, de las tierras, qué vendió, en San Amparo, y sus ahorros, me alcanza para meterlo, a una asilo de ancianos. Aún no pude llegar, abrir la puerta, ya está muy viejo, y es lentísimo, y con esa lentitud, solo me estorba. Pero, es muchísimo dinero, qué tengo, de él, nos va alcanzar, para disfrutarlo Enrique y yo. Ah, y ya, sin él en la casa, voy a tener más tiempo, para ni muñe, “sí, tengo qué encerrarlo, en la asilo de ancianos”, Ya llego, Enrique. ¡Amor!

―Ya llegué, ¿dónde está mi choco?, le traje sus croquetas nuevas, con estas te vas a poner más fuerte como un león, y tu pelo brillara aún más, mi choco, ¡Ven acá choco!

―Hola amor, ya está la comida; ¿Cómo te fue en el trabajo?, te extrañe.

―Bien. Comemos y me acompañas con mi amá. Ven choco, acompáñame a comer.

―Si amor, con gusto, ¡hay esta, mi muñe hermosa!, duérmete, muñequita.

―¡Papá, anda ya siéntate a comer!. Mi muñe, ya te llevo más comida, hermosa.

―Sí, hija, ya voy. Mis pies, son muy lentos, pero ya estoy aquí, y con mucha hambre.

―Mi amor, te preparé tu comida favorita, ¿te gustó?, la hice con mucho cariño.

―¡Ese perro, otra vez está arriba del sillón!

―¡Le pido que a mi choco no lo moleste!, esta casa es de él, puede hacer lo que le plazca, es más importante que usted. ¡No, me lo vuelva a fastidiar!

―Amor, tranquilo, choco está bien. ¡Papá te dije, que Enrique se enoja, si molestas a choco!

―Se los digo en serio a mi choco, no lo limiten, para mí es lo más importante en la vida.

―¡Vámonos, acompáñame con mi amá!, súbete mi choco a la camioneta. “Arriba mi choco”

―Hija, puedo ir con ustedes, ya que estoy, muy aburrido de estar encerrado en la casa.

―Enrique, ¿puede ir mi papá?

―¡No!, como crees, qué voy aguantar, su olor a rancio. ¡Su olor es insoportable!, anda súbete mujer.

―Aquí espera, papá no tardamos, ponte a ver televisión.

―Cúbrete del sol choco, ponte bajo la sombra que te hice especial para ti, no te impacientes, llegamos pronto.

 ―Que calorón, se siente, a esta hora, en las calles, del pueblo, ¡ estos pinches mezquites, no dan, no dan buena sombra! ¿Listo ya está ahí, la casa de mi amá!

―Ven mi choco, bájate aquí, cúbrete del sol, en esta sombra. ¡amá, amá!, esta mujer que no abre.

―Mira, mi amor, qué bonito cantan los cotorritos, se me hace que ya son más cotorritos, están hermosos.

―¡Amá, amá! Cada día que pasa está más sorda, qué no me escucha, ¡Amá!

―Voy, ¿Quién grita tan fuerte?, voy, voy.

―Soy yo, amá, tardas mucho en abrir el portón. Tardas mucho, en abrir.

―Ay hijo Enrique, tú siempre tan desesperado y gritón. Casi me tumbas el portón, hijo.

―¡Es que no escuchas!, Cada día eres más lenta amá. Vente, mi choco, que no te queme, más el sol.

―Pásenle, vayan a sentarse a la sala, ahí los alcanzo.

―Suegra, qué bonitos están sus cotorritos, y su canto es hermoso.

―Sí, cantan muy bonito. Y son los que me alegran la vida… por cierto, deja les doy su alimento, ya es hora. Más tarde lavo su jaula, ya que tengo muchísimos días que no lo hago. Ha de oler muy mal.

―Yo lo hago, suegra , no huele mal su poposita. Mire cómo se alborotan, ¿Ya tiene más cotorritos?

―No, son los mismos 50, que tengo y he tenido siempre.

―¿Y qué, no se aparean, suegra?, ¡mire, mire aquello, de color azul clarito están hermosos!, y ese otro, esta dormidito, que bonito se ve durmiendo.

―Los tengo a todos juntos, en esa enorme jaula, y así no se aparean.

―¿Cómo, suegra?, pues también, son hembra y macho, y pueden tener crías.

―Sí hija, pero los cotorritos no se aparean, cuando hay muchos de ellos, necesitan estar solos en pareja. Observa a esos dos, mira cómo el cotorrito, le canta y le hace alboroto a la cotorrita. Pero ella, no le responde el cortejo.

―¿Suegra, como sabe cuál es el macho y cuál es la hembra?, entre tantos de ellos.

―El macho es ese que canta y canta; la hembra es esa que tiene manchas negras en forma de rayas en su cola. Mira que bonitos cotorritos, tienen pudor.

―¡Choco, tranquilo, deja de moverte!, no alborotes a los cotorritos, los estas asustando.

―¿Qué pasa con mi choco, que le hacen?, no lo molesten.

―Solo está intranquilo, mi amor.

―Vamos a llevarlo al parque para que se relaje. Ven acá mi choco, que, no te fastidien estás mujeres.

―¡Ay, hijo!, tu hermano Antonio, preguntó por ti, me dijo algo de caballos, que están por llegar.

―¿De la cabalgata, amá?, Sí, hoy es la cabalgata.

―No sé, algo de caballos o desfile, no sé. Hijo.

―Vamos con Antonio. Súbete, choco, mi negro perro fuerte. Ponte en la sombra choco. ¡Anda mujer, más deprisa, ah como eres lenta!. El calor, se siente, más quemador, las calles están casi solas, ¡qué calor siento!

―¡Ay, cuidado, Enrique!

―Ese perro negrito, que se me atravesó, por un pelito y lo atropello. ¿Mi choco, estás bien?

―¡Ese Enrique! ¿Estás listo para la cabalgata?, no tarda en llegar a las dunas, ¿Allí nos vemos para tomarnos unas cervezas bien frías?

―Sí, ah, si es hoy, la cabalgata, ya sé para qué me busca Antonio.

―¿Qué, Enrique?, nos tomamos unas bien frías.

―No, nada. Sí te veo más tarde, prepara las cervezas frías.

―Ya están allá. No tardes, compa, porque se calientan.

―Mira, mujer, allí está la casa de mi hermano, que enorme jardín tiene, ahí está Zeus, tranquilo choco, ya sé que es tu amigo Zeus, tranquilo.

―Mira mi amor, Zeus es enorme, y hermoso.

―¡Hermano, Antonio!, ¿Dónde andas?

―Acá estamos carnal, hasta al fondo del corral, pásenle.

―¿Puedo bajar a choco?, para que conviva un rato con su amigo Zeus.

―Sí, carnal. Mira cómo se alborotan, son muy buenos amigos Zeus y choco.

―¿Qué hacías allá atrás escondido, Antonio?

―Le estoy preparando la comida a Zeus, pero ya está lista. Ven acá Zeus.

―¿Esos pollos, son para, este hermoso gigante?, come a lo grande.

―Sí, a Zeus no le llenan las croquetas, él tiene que comer 3 pollos, y así queda satisfecho. Ah, pero le encantan bien cocidos.

―¡Tío, tío!, Tío mi hermano, me quiere golpear.

―Hola, niños, ustedes siempre en el relajo.

―Mira, tío, este es mi conejo, se llama orejas, ¿está bonito? Ten, orejas, cómete esta hoja de lechuga, y tomate esta agua, mi conejito.

―Sí, esta bonito, sobrino, y bien gordo.

―Enrique, no tarda en llegar la cabalgata y vienen nuestros primos de Congre, y traen a sus mejores caballos, ¿les preparamos una buena birria de chivo? Todavía alcanzamos ir con don Leonardo, por los chivos.

―¿Hasta San Felipe de Aguanaval?, Y vienen… ¡Papá, papá mi hermano me quiere pegar con ese palo! Me quito el balón, dile que me lo dé, ¡papá dile, dile que me lo dé!

―¡Estos cabrones, siempre peleando!, Tranquilos, hijos, pónganse a jugar los dos con el balón, y si no lo hacen me los voy a chingar. ¿Qué me decías, Enrique?

―¿Que si hasta San Felipe de Aguanaval, y que si vienen los tres primos?

―Recuerda que don Leonardo tiene muy buenos y gordos chivos. Y solo vienen el primo

José y el primo Chuy.

―¿Y por qué no viene el primo Florentino? Si es el que mejores caballos tiene, recuerdas ese caballo negro azabache, pura sangre, que trajo a la cabalgata pasada . Ese negro azabache, ¡es hermoso!

―No va a participar en la cabalgata. Me dijeron mis primos José y Chuy que está, bien deprimido, por la muerte de su hijo Luis.

―Ah, ¿Pero eso ya tiene tres años, Antonio?, ya tiene que alivianarse, y dejar la tristeza a un lado.

―Para él fue muy cabrón, que después de dos años buscándolo en cárceles de México y Estados Unidos, hospitales de los dos países y en las calles de muchas ciudades, darse cuenta que murió en el desierto de Sonora. Que murió por la insolación o deshidratación. Y que ahí en pleno desierto el guía de los coyotes lo abandonó.

―Sí que está cabrón, Antonio, paro insisto, que tiene que dejar la tristeza a un lado.

―Sí Enrique, pero solo, él sabe su sentir. Ese sentir, lo llevó, a insistir, en la búsqueda de su hijo, y así lo consiguió. Los especialistas forenses norteamericanos le entregaron unos cuantos huesos de su cuerpo. Se dice que mi primo Florentino le preguntó al forense que si su hijo no había tenido mucho dolor antes de morir. Los norteamericanos le dijeron que no, debido a la insolación y deshidratación, esto le provocó un paro cardiaco, y así murió al instante. En menos de un día los coyotes y los buitres se comieron toda la carne y vísceras de su cuerpo. Mi primo Florentino fue afortunado de encontrar algunos restos del cuerpo de su hijo.

―¿Afortunado? No le chingues Antonio, por encontrar unos huesos, esos huesos, los hubiera, conseguido aquí, en el rastro del pueblo.

―Sí, afortunado, porque hay miles de huesos de cuerpos de migrantes, regados por todo el desierto. Sin que sus familiares sepan que murieron, y mucho menos, saber si son sus hijos, esposos, esposas, papás, mamás, abuelos o abuelas.

―¡Papá, papá! Mi hermano no me quiere dar paleta, dile que me dé paleta..

―Es terrible para el primo, Florentino. ¿Carnal, vamos por los chivos?

―Sí, Antonio, súbanse a la camioneta, también ustedes, sobrinos. Vamos choco, mira cómo se acarician con las patas, mira cómo se lamben, vamos, choco, ya despídete de Zeus.

―Mi amor, mira cómo choco empuja a los niños hacia su sombra. ¡Niños, tómense fuerte!

―Amor, mira, está en todo su apogeo la fiesta del aniversario del Ejido Zapata. Cuánto colorido y alegría. El ambientazo que pone ese grupo musical. Los juegos mecánicos como divierten a los niños. ¡Mira, mira!, esa pareja de viejitos, qué bonitos se ven bailando. Mira aquel otro viejecito bailando solo, se ve que lo disfruta… qué bonitos.

―¡Aguas con ese carro que va saliendo, carnal!

―Baboso, pendejo ¡aaaah!, si no me freno nos estampamos.

―Bájale la velocidad, carnal. En este tramo de carretera salen de los ranchos, bien borrachos, a toda velocidad.

―Amor, allá viene la cabalgata. Desde aquí se ven bonitos los caballos, ¿Cómo cuántos

serán?

―No sé, cuantos, pero esta larguísima la cabalgata, ¿tú sabes Antonio?

―Son más de quinientos caballos, pues todos los pueblos y ejidos cercanos se reúnen para el evento. Bájale más a la velocidad, Enrique, ves aquella camioneta que viene endiablada, hasta la tierra que levantan los hace invisibles, mira, ya le metió todo el acelerador.

―¡Bájale, bájale!, Enrique, que nos van a dar en la madre.

― Es alto para esos cabrones, tienen que pararse, los cabrones.

―¡Haz alto! ¡Ellos no van a parar! Se van a subir a la cabalgata, no les importa, atropellar a los de la cabalgata ni a nosotros. ¡Párate!

―¡Jajajaja, jajaja,jajaja! ¡Se asustaron!

―¡Cabrones imprudentes, pendejos!

―Mira, vienen ebrios, ¡estúpidos!, imprudentes. Si no hace alto mi esposo, nos matan. ¡Malditos!

―¡Sí, quieren una cerveza, jajajaja, vámonos!

―¡Aaaah, aaaaah!, estúpidos imprudentes, si no freno nos dan en la madre, ¡aaaaah!

―Ya, mi amor, tranquilo, todos estamos bien. Mira, que hermosos caballos, está larguísima la cabalgata, ese potrillo no se le despega a esa yegua. Ese está muy bonito, de color como rojo o guinda.

― No, es guinda, su color es pardo rojizo, es un alazán. Y aquel, y también aquel, son alazanes.

―Amor, ese está hermoso, tiene sus ojos azules, es hermoso.

―Sí, es un zarco, y aquel es un bayo, y aquellos blancos, son albinos.

―Hermano, hay van los primos. ¡Esos primos, que hermosos caballos montan!

―¡Esos primos, nos vemos en las dunas… ese prieto es mi preferido!, miren cómo brilla su color negro.

―No se quedan atrás ese bayo y ese palomo, Enrique.

―Todos son hermosos, Antonio. Pero mi favorito, siguen siendo, los de color negro.

―¿Amor, si observas que todos van parejitos? Se ven tan bonitos, cómo levantan sus patas a un mismo ritmo, y su cola como se mueve de un lado a otro, haciéndolos ver muy elegantes. “Qué hermosos caballos”, ¡Ah, pero que feo, huele su popo!

―Sí, van a paso trote. Pero ese olor, no se compara, al horrible olor a rancio, que tiene tu papá.

―¡Ay amor, como eres malo!, ¿Qué es paso a trote?

―Que todos van como a 15km/hora. Esos son los últimos caballos, y son mis favoritos, los negros. Vámonos por los chivos, ya está cerca San Felipe Aguanaval.

―Ahí va un correcaminos. ¡Amor, allá una familia de jabalíes!, cuántos, hermosos animales he visto hoy, corriendo y caminando, libres por la tierra.

Me urge, encerar a mi papá, en la asilo de ancianos, y asi, ya no tendré el pendiente, de darle de comer, y lavarle su ropa. Y, tendré, mucho tiempo, para andar con Enrique, en todos estos lugares. ¿Ya llegamos amor?

―Ya estamos cerca cuñada. Enrique, cruzando las vías de ferrocarril está San Felipe Aguanaval. Baja, baja por esta lomita, dale a la izquierda, maneja, por esa terracería.

―Ya, llevo, un buen tramo de terracería, no veo casas. ¿Hacia dónde manejo, Antonio?

―Dale, dale allá donde esta esa enorme pila vive don Leonardo, ten cuidado con esos perros, no los atropelles.

―Cuántos perros hay aquí, acá esta otro. Mira bajo ese árbol están tres más. Ese se ve imponente, pero solo observa al choco.

―Enrique, ahí está don Leonardo, fuera de su corral. Ese viejo, es un roble, pasan y pasan los años, y sigue, fuertísimo como roble.

―¡Aaaaay, cuidado amor, con ese!

―Este cabrón que se me atravesó, pinche negro eres un baboso ¿por qué te atraviesas, pendejo? Por poco y estropeas mi camioneta. ¡Negro!

―¿A quién le llamas, negro y pendejo?, quieres que te mate.

— ¡A ti, negro!, caminas a lo pendejo, ¡negro feo!

— Te voy ha matar, y te voy a echar, a los perros, para que te traguen.

―¡Eh, Martín, párate ahí!. Vete, anda, sigue tu camino con tu gente.

―Solo porque usted lo pide, don Leonardo. Si usted, no me lo pidiera, ¡lo mato!

―Usted vio cómo se me atravesó intencionalmente, ese negro.

―Sí, ¿qué se les ofrece?

―Queremos un buen chivo, para hacer…

―¡Déjalo, déjalo!, ¡eres un maldito, Martín! Ya no lo golpees más, lo estás matando. Detente, mira, sus ojos están en blanco, está inconsciente. ¡Ya déjalo, maldito!

―¡Lárguense, lárguense malditos!, ¡ya déjalo Martín!

―¡Aaaaay, aaaay!, ¡ya no lo golpees¡, ¡déjalo, déjalo!

―¡Malditos!, ¡tú eres el más maldito de todos, Martin!.

―Mira, amor, a ese ya le rompieron la cabeza a la mitad, le salen chorros de sangre. Creo que también los sesos, ya se le salieron de la cabeza.

―¡Ya déjalo, eres un maldito Martín!, ¡lo vas a matar!

―Ese chavo ya le encajó todo el cuchillo a ese hombre. Mira cómo le mueve el cuchillo, de un lado hacia el otro, como si estuviera matando un cerdo.

―Sí, Enrique. Mira aquel con cuánto odio le pega con esa piedra en la cabeza, se la va hacer polvo, ¡Mira no para!

―Antonio, llama a la policía.

―Mira, amor, aquellos cómo se dan de puñetazos, con tanto odio se golpean, ¿oíste, son disparos de pistola?, ¿Sí son?

―¡Aaaay, maldito Martin, le disparaste en la cabeza, a mi papá! ¡Ya lo mataste!, te odio, ¡te odio Martín!

―Antonio, rápido, llámale a la policía, ¡rápido márcale!

―No se apuren en llamar, las personas de aquí ya lo hicieron.

―¿Y por qué no llega don Leonardo a parar está masacre?, Mire, mire como se siguen golpeando.

―Después de que terminan de darse en la madre llega la policía. Esas familias tienen años haciéndose daño y lastimándose.

―Qué horrible es esto. Amor, ya vámonos. Tal vez venga Martín y nos mate. ¡Vámonos, vámonos!

―No tengan miedo, Martín y su gente ya se fueron.

―Sí, Enrique, vámonos pronto de aquí. Ese Martí, y su gente, no tienen piedad.

―Sí, don Leonardo, le compramos, un buen chivo grande para una birria.

―Sí, hay están, todos esos, ¿cuál quieren?

―Mire, ese, se ve gordo, para sacarle, buena carne, ¿Cuántos kilogramos pesa?

―Como 30 kilos, les recomiendo aquel que es de como 50 kilos, tiene mucha carne, y algo de grasa, para que le de sabor a su birria.

―Sí, deme ese más grande, solo que lo mata y lo parte en trozos pequeños. Para, llegar a nuestra casa, y que esté listo para cocerlo y prepararlo en birria.

―No, yo no hago eso, ni lo haría, y nunca lo voy hacer.

―¿Por qué, don Leonardo? Le pagamos más dinero por matarlo y destazarlo.

―Yo no puedo matar lo mío, me da lástima.

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