Árbol de lumbre y otros poemas

Árbol de lumbre

En el Caribe antillano, el frío llega a cuentagotas.

María nace en el frescor de las alturas,

para jodernos las mentiras

lindas como el Puente de los Hermanos.

María pare a María.

Arrasa con los flamboyanes.

Bajo la soledad de los augurios,

la plena que se baila;

bajo la solemnidad de los migrantes,

las penas que se van

al otro lado

de la tumba,

al otro lado

del tiempo.

Naces

con el árbol de lumbre

en la coronaria.

En tus patios, flamboyán;

en la calle, chivato;

en los caminos, malinche;

en tus lamentos, acacia;

en tus muertes, ponciana;

en tus recuerdos, fuego;

gallito en el extranjero;

josefino en la soledad;

tabachín en la alcoba.

Todos tus nombres son nombres de fuego.

Enséñame a darle viento a tus hijos.

Ópalo

Tímidos prismas penetran la ventana.

Tu cuerpo me copa el ritmo.

Quemo incienso

para los templos sin muros

de Papa Legba.

Los ópalos devuelven

las almas a Guinée.

El quinto sol seduce a la muerte.

Y la espanta.

Las piedras

no siempre joden

los pasos

de los caminantes.

A veces

otorgan exenciones

de amargura.

Partículas de luna

ciegan mi cama.

No confundas la piedra con la luz.

Escúchame.

Manzanilla (Chamaemelum Nobile)

Jardinera a tu jardín,

de tu verde a tu verdor

surcas la mar terrenosa

y la conviertes en pan,

fiestas de tierra y sigilo jardinera a tu jardín.

Siembras clamores y dichas

con tus vástagos alados

jardinera a tu jardín

tus hijos son voladores

y polinizan tu mar.

Ficus y truenos y pinos

oyameles y jazmines

jardinera, a tu jardín.

Tus manos son las corolas

de las flores de tu boca.

Cuéntanos un cuento, Mara

y haz que aparezca la Lourdes

la Sabrina, la Martina,

la Soledad y la Aurora

para que la tierra seca

se transforme en un jardín.

Jardinera, a tu jardín

tu partida se me estrella

en helechos y en las rosas

pensamientos y bromelias

palos de sabiduría

del Brasil y de Castilla

son tus nombres, jardinera,

nombres

historias

hierbas

tajos de luz y de savia

tajos de tu mirada.

Jardinera, a tu jardín

todas tus mujeres juntas

las sin-nombre, las sin-techo

las calladas y las brujas

las hermanas y las madres

las vecinas y enemigas

todas volaron de noche,

también a las nueve en punto

después de que Pedro y Pablo

les dieran fin a sus cantos.

Jardineras, sus jardines

¿son posibles de borrar?

Retórica del sonido

¿Qué le pasó a la ruda mientras el rayo de sol la acariciaba?

¿Qué tragedia interior la dispersó por un vago lamento?

                                    #PuertoRicoSeLevanta

¿Cuántas voces tronaron en las suculentas antes de pardecer?

¿A dónde va la orquesta de pitirres

que alguna vez se posó en los barrotes

del balcón de la concordia?

¿A dónde va el enigma compasivo

que rompe mi cabeza a martillazos?

¿Dónde, los feroces, punzantes,

rugidos de los castaños de Indias?

¿Qué se hace con lo que no se comprende?

Recojo la hojarasca en lo poquísimo que dura una clavada.

No sé quién eres cuando callas.

Nota: Manzanilla es un poema inédito, mientras que Árbol de lumbre, Ópalo y Retórica del sonido, pertenecen al libro: “Mientras afuera llueve” San Juan: Ediciones Flamboyán, 2019.

2 comentarios

  1. Felicitaciones al Maestro Conrado. Me enamoraron sus poemas colmados de naturaleza viva!!

    1. ¡Muchas gracias, querida Martha! Un abrazo poblano desde este rinconcito del Caribe.

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