PROPAGANDA VIVÍPARA
No puedo esbozar mi niñez colgada de un pasamanos.
La veo enganchada en la carnicería junto
A la cabeza de cerdo como seña de infortunio.
Podría quebrar otra probeta, pero no es suficiente.
Los motivos de mi tristeza son los mismos.
Quizás si se naciera de otra forma, si otra la placenta
Otros los ovarios, y no los tubos tan frágiles.
Si esta uniformidad tuviera otra cabeza,
No mi hocico que gotea sobre la plancha
Y no mis párpados entre el carnicero y su cuchillo.
Si la congoja no fuera el pernil expuesto a las moscas
Como la carne del cerdo y sus gritos, sería otro el futuro,
Y no este mundo que rueda por las calles
Donde es tan fácil disolver en ácido cualquier signo de voz.
VIEJA TEORÍA DEL CONFLICTO
Mis manos yendo de un lado a otro
chorreaban miedo.
El trozo de espejo que alguna vez cortó
mis pesadillas
se impregnó de angustia, y mis cabellos
atorados a la máquina de mi garganta
fueron tirando de mis ojos
hasta hacerlos llorar.
Es el patio de la desesperación.
No sólo los gallos corren decapitados
en la primera plana del diario.
Un sujeto se voló los sesos
y la bocina del Volkswagen
va de un lado a otro chorreando la nota.
Consciente de que en la ranura del olvido
todo se hunde
contemplo la locura sin cabeza
correr entre mis sueños.
EL VIENTO LLEVA RESTOS DE PELO
Lleva colgados mis ojos
y los hijos quemados
como par de zapatos a la espalda.
Lleva el árbol en mi cuello
donde habré de columpiar
sin que los pies toquen el piso.
Lleva tras de sí
el desplome de un mundo
sin creencias
y el último respiro
de una generación cansada.
A NAZIM HIKMET
Supo que lo quemarían vivo
y arrancó de su brazo toda la angustia
como jalando el hilo sin fondo
de cualquier camisa rasgada.
Acto de sedición negra.
Se llevó la carne y no le importó.
Jaló de tajo la línea roja de su brazo
y salpicó toda su formación marxista.
Su sangre estaba escrita en verso libre.
Veinticinco años de cárcel
no le bastaron para extraviar
su ideología vestida de sueños.
Ante el desplome de sus joyas
quemó el panfleto de la fetidez.
En la plaza todos aplaudieron
al creer que era un ilusionista.
Tesalónica nunca borró
de sus mosaicos el olor a carne quemada.
Armando Salgado. Nació en Uruapan, Michoacán, México, en 1985. Escritor y docente. Es autor de 18 libros de poesía, narrativa y literatura infantil y juvenil entre los que destacan: Fisura. Tres poetas de la distopía (Sombrario Ediciones, 2024; Premio de la revista Levadura, 2020). Cuadro de resiliencia (Coneculta-Chiapas, 2021; Premio Nacional de Poesía 2020); Red border (IMAC, 2020; Premio Nacional de Poesía Tijuana 2020); Relámpago Molido (Mantis Editores/Gobierno del Estado de Guerrero, 2016; Premio Nacional de Literatura Ignacio Manuel Altamirano en Poesía, 2016); y Cofre de pájaro muerto (Ediciones de Punto de Partida, UNAM, 2014; Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza para obra publicada, 2015 otorgado por El Colegio de México a través del Fondo Xirau Icaza), entre otros. Compiló con Octavio Gallardo el cuerpo de documentos de descarga gratuita Estrategia del poema: 72 autorxs hispanoamericanxs (Bitácora de vuelos ediciones, 2020). Es colaborador del suplemento cultural La Gualdra, de La Jornada Zacatecas. Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Jóvenes Creadores, en 2018-2019. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México, máxima distinción que otorga el gobierno mexicano a creadores con trayectoria.
Felicitaciones a Armando. A la velocidad de sus palabras se siente cada poema en el cuerpo, en el alma!!!