Tiza negra

Presa en esta celda. Nubes salobres danzan en mi cerebro. El capitán ha sido enfático en castigar al que me maltratara. Crecí con Rosales. Nuestras madres murieron siendo esclavas. Valían más tres caballos, que ellas juntas. Las salvaron sus muslos firmes, dientes brillantes y pechos altivos. Su destino fue los campos de tabaco en Veracruz. María y Evangelina pasaron muchos años en silencio, no emitieron sonido ni al ser violadas. Nos unía la sangre del patrón, el odio de nuestras madres. La piel oscura engendró a dos mestizos de gran belleza. El parecido era extraordinario. Nunca pronuncié la palabra hermano, menos él. Pronto lo retiraron de las barracas húmedas donde vivíamos, fue un alivio para María. En cambio, a mi madre el infierno le crecía. Veía en sus ojos el odio, aunque asomaba tímidamente la piedad en sus pupilas.

Me llevó a los potreros.  La luna era menguante. Llenó mis manos de yerbas y señaló donde crecían los murciélagos y sus cuevas, los nidos del chupamirto.

Hubo sonrisas escondidas cuando el patrón dejó de pasearse por las barracas. Dicen que no había un espacio limpio en su cuerpo. La carne se le desprendía. La tarde en que se llevaron a mi madre olía a cerdos quemados, había un gran silencio. Ni en la hoguera pronunció palabra. Esa noche soñé con ella. Me dejó en la mano un carbón negro y un conjuro.

La celda oscura huele a guano. Metano puro. Huesos de golondrinas, cucarachas vivas y muertas pueblan el piso. Anulo el pensamiento de verme en la hoguera. Sueño con bañarme en las aguas cálidas del Golfo.

—Mulata acércate, dame tu mano

Un guante blanco me entrega una tiza negra

—Sálvate

La voz se desvanece.  La brisa marina inunda la celda, renovando el olor a estiércol y humedad. Una bandera blanca está atada al mástil. Las gaviotas planean.

En la pared de la celda, dibujo, un barco…

4 comentarios

  1. Osiris es un narradora que, con sus historias, nos ha servido la suculenta noche a todos en mesa grande. Ella sabe como saborear lo humano en lo oscuro y en sus claidades. Búsquenla en sus dos libros de cuentos publicados: Señora de la noche y Acaso muete la sombra.

  2. Hermosa narrativa llena de mucho poder, me ha encantado poder leerla y compartirla. Estoy feliz y orgullosa de haber podido conocer personalmente a la doctora Osiris gran ser humano y profesional en su labor, ahora cada que observo la naturaleza una parte de mí se acuerda de ella.

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