Mariana y otros poemas

A manera de presentación…

            Hace tres lustros y varias escalas de derrotas conocí a Mariana. La mariana que conocí no quería ser canción como la de Silvio Rodríguez. La mariana que conocí se sabía danza y danzaba.  Yo le hablaba de poesía y letras y de todo lo que en mi mundo pasaba. Ella me miraba y, como respuesta, danzaba. Aprendí a entrar al silencio, a pensar el agua y a otros malabares que hoy dejo acá como un minúsculo homenaje a esa nuestra amistad creciente, que ya celebra tres lustros en el año 23 del milenio. Para Mariana Fuentes la que no es canción, pero como su apellido, se ha vuelto a estos versos que hoy comparto.

Jasmín Cacheux

Agua

Una mujer que se pierde en el silencio

es una esquina

es una escoba

es un muro sin lamentos

es esa puerta que se cierra en la alcoba.

Una mujer es una proa

y una palabra

y una pregunta.

Una mujer sin tormenta

es una soga.

Una mujer dice “sí”

y el agua se ahoga.

Si te quedas conmigo

Si te quedas conmigo no te vayas de ti

que el encuentro sea la vida,

la libertad, no una salida.

Si te quedas conmigo no te vayas de ti,

no haré lo que tú no hagas,

no seré una sentencia ni una promesa

ni una palabra ni tu tristeza,

no seré tu aliento ni tu entereza.

Seré la playa y la isla y el viento en el rostro,

serás el cuenco, el puerto, el sitio en mis ojos.

Si te quedas conmigo no te vayas de ti.

Si encuentras en mí lo que no buscabas,

entonces soy yo y eres tú, no la falta.

Sueño

Yo estoy ahí como mis ojos sin llanto

                                  sin brida

                                  sin sol

náufraga del azar en que escuché tu voz

tan alto

tan alto

y la cadena rota de nuncas  y siempres.

Yo estoy ahí como mis ojos vacíos

de tu sombra

de tus pasos

doy vueltas y vueltas resoplando

salvaje

iracunda

sin miedo a morir

que no es lo mismo

que a vivir.

Decir siempre

Decir siempre, para siempre, como un extraño lugar,

Como decir adiós o volveré.

el engaño pronto aparece,

como el hoy repetido en el almuerzo,

entre las sábanas, por la mañana.

Los ojos saben que el río no miente,

conocen quietos el rumor, la corriente.

Las manos saben que el agua beben

y el río repite su circular retorno.

He sido el viajero a Petra,

también el guardia, el nativo,

Me he visto a los ojos en otro

y me pido agua y me guío.

Ese otro nosotros que camina y escribe.

Somos ríos circulares y destinos.

Somos ese nunca impronunciable,

ese jamás, que no está escrito.

Silencio

Las manos que miras con nostalgia,

las manos que arrojan la mortaja,

las manos secuestradas sin descanso,

las manos tornillo, las manos apuesta,

                                                           las manos espera.

Las manos perdidas, buscadas, sin respuesta.

Las manos que miras y ya no te tocan,

las manos que tocas y ya no te miran,

las manos vencidas, vertidas,

                                               humedecidas.

Las manos que tiemblan si faltas,

Las manos en llamas, te llaman,

Las manos, mis manos vacías,

las mismas que miras,

Las mismas que atrapas,

las mismas                              manos                                     en falta.

Mariana

Verano de 2017

Mariana cree que el mundo es danza,

Mariana cree en la danza.

Yo le cuento a ratitos de algún libro,

una película, más de un autor;

ella me habla de Tahití y mudo el oído,

para escucharla con el corazón.

No es que estemos de acuerdo en todo,

es que intentamos hablarlo todo.

II

Mariana sale de viaje.

A estas horas, Lanzarote es una fiesta,

                                               México, tendrá una cena

                                                                       y Madrid un tentempié.

Ahora, en esta hora, tengo ciertas dudas:

¿qué haré con el cigarro “corriendito”?

¿con  los viernes a las 8?

¿Qué será de los martes a las 10?

Se quedarán solos, apretaditos,

cansados del día y sin aire.

Tampoco es que tenga prisa,

al fin y al cabo de aquí a allá es el mismo sol.

Voy a poner mi sombrero en la entrada, Mariana,

con el que saludo en tu nombre,

y sin trampas ni abismos,

brindaré a tu salud,

— mientras… haya danza, Mariana —

mientras allá, Mariana, danza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *