Venus

Ha madurado cubierta por las piedras. En la oscuridad del entierro, le crecieron las piernas y formaron las manos, allá, donde no ha inventado el tiempo, allá, donde no han pronunciado su nombre. En sus sueños más profundos se le aparecen los humanos; los ve bailar, caminar, comer y beber, los ve nacer y es ella quien dispone su muerte.

Ora la han visto aullar junto al río, ora abriendo sus alas chillando para anunciar el augurio de lo negro. Yo que estoy cuidando de mi padre convaleciente, la he visto posada en la cabecera de su cama; gárgola y arpía.

Me he resuelto a hacerle una ofrenda, cortando mis cabellos bajo la cama. Antier, recostada sentí su osamenta de barro, mientras contaba mis pestañas. Al día siguiente amanecí recitando una canción nunca antes escuchada:

Frondosa venus, mis súplicas te hinchan el alma,

vanidosa acicalas tu nuevo pelo y junto al río te desgranas.

Se me hicieron los huesos de barro, y en silente entierro aguardo a ser nombrada, allá, donde no se ha inventado el tiempo, allá, donde el sueño no para.

1 comentario

  1. Lo leí tres veces. Y cada vez fui entendiendo y sintiendo la profundidad de esta narrativa. Es una forma muy interesante de englobar a la muerte, porque mencionas muchas creencias propulares y también logras impregnar tu vivencia y de verdad la tercera vez que lo leí, puede visualizar todo lo que estaba leyendo … Muchas felicidades!!! Tienes mucho talento 💞

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