Cuando las semillas del dos mil trece comienzan a florecer y la madrugada está por terminar, al escuchar los ruidos que indican el despertar de su padre a Nina la invade un sentimiento que la marcaría por siempre: el temor. Desde la comodidad de su habitación modestamente pequeña y acogedora, se pregunta la razón por la que su padre tiene que salir de casa antes de que los rayos del sol adornen si quiera su habitación. Con una visión ingenua característica de una pequeña de once años Nina se alegra de no asistir a clases durante tiempo indefinido porque las autoridades de su escuela primaria, Francisco I. Madero ubicada en el punto medio del pueblo, ponen en marcha una estrategia para preservar la vida de todos sus alumnos, esto a raíz de diversos ataques violentos y carentes de humanidad presentados a unos escasos metros de lo que antes era un lugar seguro para todos.
A pesar de que Nina corre con suerte no puede dejar de pensar en el hecho de que su padre no tiene la misma dicha, él toma el riesgo de salir todos los días para que su familia conozca un mundo nuevo, uno más libre. Los acontecimientos que marcan la vida, no solo de Nina sino de todos los habitantes del pueblo dan inicio durante las hojas cayentes de otoño un tres de noviembre del ahora, ya avanzado dos mil trece.
La reunión precedente a estos acontecimientos es dirigida por personajes que Nina vio durante toda su vida: maestros, comerciantes, vecinos, amigos de sus padres e incluso catequistas, los cuáles durante un año le enseñaron la importancia de preservar la paz y la humanidad. Durante la reunión, ubicada en la iglesia del pueblo, en medio de la pena y el temor se evidenciaron inconformidades que van desde los cobros de piso, apropiación de ganado, amenazas, extorsión y hasta secuestros prácticamente diarios. ¿Quién causa tales malestares en la comunidad? por cada rincón del pueblo resuenan nombres que cargan con la angustia y el miedo de todas las personas, pero lo que más estremece a cada habitante es la frase “Ahí vienen los de la familia michoacana” o “vieron a los pintos cerca del centro”. Aunque el miedo crece cada vez más en las personas día con día, también crece en ellos la desesperación y el anhelo por encontrar paz en el lugar que formó parte de ellos toda su vida, el lugar que los vio crecer y la tierra que les dio de comer. Por ello ese tres de noviembre se forma el denominado Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón (MAAC) el cual tiene como responsable de su surgimiento a Ignacio Mordaga, un profesor bien posicionado en la comunidad que a base de sus cultivos y ganadería logró persistir en sus estudios.
Él, junto a distintas figuras encabezaron lo que hoy en día es la máxima autoridad del lugar. Al nacer un nuevo día con la frescura de las doce de la madrugada se escucha a lo lejos el retumbar de las campanas. Un sonido inquietante, caracterizado por su gravedad que en un principio para Nina y los habitantes del pueblo representaba el preludio de una nueva eucaristía y ahora la efigie de la libertad. Ignacio, el ya cabecilla del movimiento carga en sus manos ásperas, propias de un hombre que dedicó la mayor parte de su infancia a los trabajos del cultivo, la responsabilidad de ser el héroe o el posible causante de una enorme desgracia colectiva. Invita a todas las personas de la comunidad a luchar con lo que tienen, preparándolos para afrontar la batalla decisiva hacía la esperanza, la batalla que a sus palabras les arrebataría sus principios. Con temor y afligidos, los pobladores iniciaron el evento más tormentoso que marcó la historia del territorio de sus antepasados Inducidos a aliarse con otro crimen organizado, los habitantes fueron exonerados por sus ideales para continuar con su fin. Las calles se pintaron una vez más de un rojo carmín ya característico del lugar.
Irónicamente, el hospital principal, por la parte de afuera se cubrió de almas agonizantes y el hotel que aludía al nombre del municipio quedó marcado por orificios perfectamente distintivos de las armas de fuego. Mientras todo ocurre de forma estruendosa el mundo no se detiene para Ignacio; tampoco, para Nina. Ambos, en situaciones y perspectivas diferentes, pero siendo víctimas del mismo acontecimiento.
Estos hechos son solamente el inicio de un prolongado trabajo. Por la entrada principal, en donde se encuentra la característica piedra que alude a una olla como el nombre del municipio lo indica, se reúnen jóvenes y adultos de todas las edades cubriendo sus rostros con paliacates y tapando su creciente impotencia con escopetas. Cada que Nina pasa cerca de ellos o escucha el estrepitoso sonar de las sirenas, a las diez de la noche, indicando el toque de queda la invade el pavor. Constantemente escucha a los adultos impartir un rumor carente de argumentos, pero genuinamente realista: “van a regresar a quemar todo el pueblo”.
Ese rumor y la violencia que vivió Nina, con anterioridad, la hizo crecer en un estado de alerta y preocupación. Al día de hoy quedan las manchas de ese rojo carmín difícil de quitar y sigue la pregunta en el aire de si fue el final o solo el comienzo de un círculo agobiantemente, imposible de romperse.

Nació el 28 de noviembre del 2002 en Apaxtla, Guerrero. Es estudiante de comunicación en la universidad autónoma del estado de Morelos. Comenzó su carrera universitaria lejos de su estado a los 19 años de edad y en el transcurso de su vida académica le da foco a sus pasiones formando su propia visión del mundo. En su adolescencia se refugió en los libros los cuales le ayudaron a generar herramientas creativas para poner en papel sus pensamientos e ideas. Esta pasión por la lectura y escritura la llevo a crear una pequeña novela para adolescentes en un sitio en línea llamado wattpad.
Dentro de sus pasatiempos siempre hay espacio para actividades que la llevan al desarrollo de su creatividad, entre ellos se encuentran: el maquillaje, la escritura, el baile y la música. Después de experimentar vivir sola por un tiempo prologado, lejos de su zona de confort y su familia. Logra tener diferentes perspectivas y ambiciona darles voz a historias que no se cuentan, pero son importantes y necesarias que salgan a la luz. Tiene como visión seguir desarrollándose en su vida académica y llegara oídos de todas las personas que puedan identificarse con sus relatos.