Tres micro ficciones

Al vacío


Después de un par de minutos intentando sostenerse del tubo en el que había quedado colgado, sus manos ce¬dieron y cayó al vacío.
Doce pisos abajo, un grupo de personas observó y grabó la caída y muerte de Alberto Escutia, instalador de cable.

Sorpresa

Él no quería matar a nadie, solo quería intimidar a quien llevaba meses acosándolo. En ningún momento se dio cuenta de que quedaba una bala en la pistola.
Lo que sí logro fue sorprender a todos los presentes.

Solución de problemas

Desde la azotea en la que se encontraba, él podía ver cómo se extendía gran parte de la ciudad, miles de luces que delataban la presencia de casas, edificios y uno que otro vehículo en movimiento. Era como ver una galaxia que, en lugar de encontrarse en el firmamento sobre su cabeza, se encontraba a sus pies.
Le dio una fumada profunda al cigarro que tenía en una de sus manos y echó el humo sobre el paisaje, las corrientes de aire lo dispersaron en segundos, él sonrió, así de fácil debería ser solucionar sus problemas.
En la otra mano, que se encontraba metida en la bolsa de su gabardina, guardaba una pistola de muy buena marca y de excelente calibre, la sostenía con firmeza. Si sus problemas no se iban a solucionar con la facilidad de echar humo al viendo, seguramente se solucionarían echando plomo.
Sonrió de nuevo, lanzó la colilla de su cigarro al vacío y decidió que era momento de ir a visitar a sus problemas.

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