Tarotista Milenial

Antes de venir al centro de Cuernavaca, Elena y yo desayunamos en un pequeño restaurante del norte de la ciudad. Ahí cada domingo ofrece sus servicios una joven tarotista. El mazo de cartas que ella consulta no es común. La joven esotérica es heredera de una tradición mágica, elaboró cada una de las cartas con estilo milenial, usó emojis como ilustraciones. Hay cartas que significan lo mismo que en los tarots tradicionales, como por ejemplo, las que ilustran al mundo, al diablo, la torre, el sol, la muerte, etc. La peculiar baraja consta de 78 cartas y cuenta con división de arcanos, mayores y menores. Elena me dijo que desde la primera vez que consultó a la intérprete, todas sus interpretaciones relacionadas al presente y pasado, fueron correctas. Eventos como la guerra de Croacia y la caída de Bitcoin fueron señalados con exactitud. Las lecturas relacionadas al futuro de corto plazo se han ido cumpliendo, predijo que Elon Musk detendría indefinidamente la compra de Twitter y que yo lograría terminar el diplomado en la Escuela de Escritores Ricardo Garibay y aquí estamos.

Hay otras cosas, digamos, personales, que ella ha señalado con gran precisión y que no tengo la autorización de Elena para contarles. Otro hecho que predijo la joven adivina fue que Raúl, jefe inmediato de Elena, sería despedido de la empresa por protagonizar una riña que se hizo viral en redes sociales. En esa trifulca provocada por un conflicto de tránsito, Raúl y un profesor del IPN bloquearon el flujo vehicular de la avenida Paseo de la Reforma por 30 minutos. El grotesco espectáculo ha provocado un centenar de memes, y lo mas importante es que gracias a ese conflicto Elena recibió la promoción laboral que anhelaba y por fin pudo comprar el auto de sus sueños. Como verán, son muchos los ejemplos de sus acertadas interpretaciones, algunas parecían descabelladas pero contra todo pronóstico se han cumplido.

Confieso que les cuento esto con un poco de nervios. No quiero asustarlos, ella, la tarotista milenial, se encuentra entre nosotros. Mientras leo esto, siento su mirada, su voz se reproduce en mi cabeza repitiendo una y otra vez, ¡cállate!
Esta mañana, Elena la consultó nuevamente, yo no estuve de acuerdo, aunque sus interpretaciones despiertan en mí un gusto morboso. Mientras esperaba a que terminaran la sesión, escuché el llanto de Elena, de inmediato un torrente frío bajó desde mi cabeza a mis píes erizando cada poro de mi piel a su paso. Dejé la taza de café en la mesa y entré a la habitación designada para la cartomancia. La pequeña habitación se encontraba inundada en el icónico aroma a olíbano, Ana y la tarotista lloraban, pregunté, ¿qué pasa?, de sus bocas salían sonidos incomprensibles mezcla de lágrimas, mocos y baba. Elena me abrazó con fuerza. La adivina me señaló un grupo de cartas sobre la mesa, vi un mundo , un alien, una bomba, una calavera y una popó. Después de unos minutos, en los que lograron recuperar la calma, me explicaron la interpretación del funesto futuro revelado por las cartas. También sentí tristeza. Antes de salir de ahí, la tarotista nos pidió que no dijéramos nada. Pero, un ateo funcional no puede perder la oportunidad de desafiar al destino.

Las letras son capaces de predecir futuros, crear y destruir mundos, invocar a innombrables y desafiar a todas las leyes. Escuela de Escritores Ricardo Garibay, muchas gracias.

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