SI TE ENCONTRARA NUEVAMENTE
Si te encontrara nuevamente
tendría cuidado de mirar tus ojos,
exploraría mi memoria,
reconocerte en ella,
escucharía tu voz, tus palabras,
percibiría la tibieza,
el esplendor del ambiente.
Esperaría el amanecer,
acudiría a tu encuentro,
complacería al viento
para que despejara mi vista,
encontraría un camino hacia ti,
comenzando el día con una mirada
diáfana y cordial.
Hablaría sin tregua y escucharías mi voz,
complacería a mi mente grabando tu imagen,
impregnaría mis manos de calma.
Si te encontrara nuevamente,
excluiría de mi vida la soledad,
pondría en mis pasos libertad hacia ti,
exploraría mis razones para no perderte.
Abordaría el vocablo cariño,
me enrolaría con nitidez en la ternura,
acoplaría mi pensamiento con sensatez,
concibiendo los momentos en compañía.
Encontraría en mi espacio la sencillez de tu llegada,
colmada de bienvenida y al murmullo
que trae consigo el acorde de palabras continuas
por tu alborozada presencia.
Sublime andar entre días continuos,
repletos del sentir, contacto con tu piel,
roce de emociones y algarabía exquisita
de causar en mi propio ser.
Si te encontrara nuevamente,
no dejaría el tiempo sin ti,
colmaría cada segundo
con encuentros fortuitos de tu silueta.
Estrecharía sin tregua la palabra te quiero,
ahogaría en mi corazón el concepto del afecto,
sucumbiría ante notas constantes de inocencia,
mis mejillas se expresaran con arrebol.
Equiparía a mis pasos con soltura,
para caminar ligera y a la par
de un sendero en acorde,
de la virtud de ser dos.
Extremaría mis anhelos con honestidad,
al afán de colmarlos de armonía,
con la atención de no despojar
la plenitud de la aurora.
Si te encontrara nuevamente,
las razones del corazón
florecerían en destellos ardientes,
sucumbiría mi existencia entre fluir de emociones.
Si te encontrara nuevamente,
florecería en mi jardín la estación ventura,
en mi pensamiento, un diluvio de ideas para dos.
Si te encontrara nuevamente.
UN ADIÓS
Te fuiste tildando de mis recuerdos,
como un tenue sollozo sorprendido por el viento,
no hay rencor ni mal querella albergada en el ánimo,
buscando una razón, por qué desapareció el afecto a tu presencia,
no encontré motivos para condenarte.
Figura labrada en la memoria del amanecer,
imagen de un encanto difícil de olvidar,
destellos de tu piel encontradas en mis pupilas,
tu sombra clara como haz de luna por la madrugada.
¿Qué se rompió de la fragilidad del diario vivir?
¿Con qué se tropezó el paso de los dos?
El horizonte azorado, la risa abandonada en la garganta,
el llanto aflorando en el alba.
Tu caminar dejando estampas,
tu caminar con aliento de ninfa,
tu caminar confundido con pisadas ajenas,
tu caminar desviado de mi.
Diáfana rectitud del latir de mis deseos,
sutil desaire de un querer y de un amar,
quimera del horizonte para los dos,
desatinada usanza de idealizarte en el altar.
Aún tu cristalina risa se alberga en mis oídos,
aún tu silueta se dibuja en el vaivén de mi mente confusa,
aún mis manos se deben a tu piel morena,
aún mis palabras se colman de tu nombre.
Un abandono a mis sentidos,
un sueño destruido en mis entrañas,
un vivir sin rumbo, esperando
desvanecer tu presencia, para decirte adiós.
El rencor no se albergó en mi sentir,
el enojo no se asomó en mis palabras,
el viento poseedor de frescura bañó mi memoria,
para no juzgarte, para decirte adiós.
PALABRAS
Palabras al viento
envueltas de olvido,
descubrir su esencia
del ayer, hoy y mañana.
Palabras con mayúsculas
palabras que sacan suspiros
palabras sin acento escrito
palabras que alumbran al corazón.
Palabras imborrables
por las mañanas y por las tardes,
noches de insomnio
colmadas de escritos.
Palabras saturadas en el recuerdo
palabras en busca de una respuesta
palabras que se quedan sobre la piel
palabras sibilantes de alcoba.
Palabras en armonía con la brisa
sucumben entre las ramas de los árboles,
se replican en el eco de la montaña,
se escuchan en el abisal de la razón.
Palabras que fluyen de emoción
palabras de exquisitas sensaciones
palabras con sonidos emblemáticos
palabras con sabor a luna llena.
Palabras escritas con franqueza
salpicadas de esencias infinitas,
poseedoras de secretos milenarios,
envueltas de la historia matutina.
Palabras escritas con gozo de colores
palabras esdrújulas y sobreesdrújulas
palabras que se escuchan en unísono
palabras en tropel de frenesí.
Palabras que sucumben en la mente,
que se estampan en papel,
con destreza de maestro,
e ingenio de aprendiz.

Soy María Alejandra Paz Gutiérrez, morelense de corazón y oriunda del Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Inicie mi camino por la escritura a los 17 años, en la lejanía de un país extraño y con la seguridad de que me acercaba así a mi hogar. No es, sino hasta hace siete años, que escribo con la guía de diferentes talleres, tomados con insistencia y descubrir que las palabras son buenas compañeras. Mi alma tiene 69 años, y sigue guardando la inquietud de los 17.
¡Qué belleza!