Risueña alborada

En este génesis psicológico, soy consciencia evanescente. Denigrados delirios. Un conglomerado dulce achocolatado que atraviesa el reguero de mis besos, sobre tu espalda pintada con lunares de estrellas.

Lazos de esgrimistas, coloridas generacionales, refulgentes contorsionistas privada en mi locura. Éxtasis de salvadoras epifanías. Frutales en tu esencia; potente en mis pasos. Pétreos retratos, candiles de buenaventuranza. Verdor anaranjado.

Ligeros pasos en mis abismos, trino raso en una triada inevitable de espejos de osadías. Serenidad aternurada, segrega un pus aguamarina. Doncel; rastro de tul y descendientes. Granada de juncos y terrores pretenciosos. Sollozos quiméricos. Gala de albañiles. Loco recio entre un vilo de mis designios.

Las usanzas de la mineralogía, ideología agraria de uranios y cianuro. Desnudados virgilios; pájaros de trilogías en triste bruma. Recortado deseo, fuero interno, palabras mesuradas de príncipes y princesas. Tersos besos.

Guardería veraniega, primavera hegemónica, locos tesoros de mis abismos. Cansancio, cansancio, cansancio a las regaderas portentosas de floreados matices. Bondad; secreta; justicia.

Sesenta y tres, siete veces tres. Cuatro veces cinco, dos veces cinco. Cuatrocientos ocho. Espuma de mar de tinta azul. Guerra de sigilos, las arenas de mis pasos. Poder de Dios, reyes y reinas de gardenias, azucenas, glosolalias poderosas. Delirios de castillos, una batalla de frentes belicosos, graciosos recios.

Muda de pieles.
Asno, cordero.
Carnero, lobo.
Humo de mirra.
Hilillos decorosos.
Vacíos.
Grises.

Uno, dos.
Tres, cuatro.
Cinco, seis.
Un huevo negro.
Océano de arena.
Un huevo negro.
Océano de arena.
Un huevo negro.
Océano de arena.
Uno, dos.
Tres, cuatro.
Cinco, seis.

Independencia.
de mi locura.

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