Palabras para Manuel y Amanda en la provincia de un país secreto

Ella lo ama, con su corazón vibrante como el océano cuando se acerca la luna, con sus manos ásperas y heridas, coloca un pañuelo para secar el sudor de su crucifixión cotidiana en la maquila.

Él la ama, con un agujero negro por caja de ahorros y el corazón anidando golondrinas.

El amor es amor, sin palacios, porque el tálamo es el mundo entero.

Amor sin interés, sin plazos fijos, sin condiciones ni exigencia de cambio, ya nos atormenta la explotación nuestra de cada día como para llevar enemistades a la cama. En el amor si unx vence, dos pierden.

¿Cuál es la demanda de plusvalor escondido en estrategias de conquista?
Lo que nos salva es el amor sin aspiraciones coloniales,
sin viajes sin paisajes,
amor de cuerpo a cuerpo,
sin discursos hipócritas en las sinagogas,
sin extender sobre la mesa evidencias de caridad para obtener medallas,
sin espadas para defender la propiedad privada,
amor, así tan simple: aquí está una mano aliada contra la adversidad.

Amor desarmado: todo lo que hay es un cuerpo y si somos dos, el encuentro multiplica la magia; el amor no necesita máscaras, ni elaborados planes para invadir territorios, ganar y edificar imperios. En el amor el deseo de poder estorba, el amor que yo ofrezco, el amor que yo sueño, es un amor sencillo como el canto de la cigarra en una tarde canicular.

Este no es el amor que inventó la burguesía, al que se llega con cara de moneda y papel para la herencia y una cámara lista para ostentar el “éxito”,
¿hay contrato conveniente al unirse la fuerza de trabajo + otra fuerza de trabajo?
Amor sin deuda y a crédito de cuidados mutuos.

Todas merecemos un amor proletario,
puro como el principio del tiempo,
genuino como el odio a las guerras,
veraz como el hambre,
digno como la verdad y valiente como el muchacho que espera en silencio el momento para confesarse frente a su Amanda, paciente y perseverante para ofrendar palabras de ternura, compone una canción y con ella siembra una promesa creciente en la profunda raíz del alma.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *