Nací entre la hojarasca de aquel veinticinco de octubre,
fueron las ráfagas mi mecedora, el rugido de los tigres mi canción de cuna.
Lloré, parda entre la lluvia, alimenté los ríos
y sus lodazales que acarrearon cadáveres por el bulevar.
Siete gritos proferí antes de encontrar el seno de una quinceañera
tan famélica como el primer hervor de mis entrañas.
Hubo noche y por siempre noche salvo por esa otra salida luminosa
que el cielo y su cenit.
Lloré porque para nacer había que alcanzar el cielo y a mí me faltaban alas.
Lloré porque quise salir también de ese otro nuevo vientre
del desabasto de la leche y el ardiente puño de la sed.
Lloré porque acompañé a mi madre en su dolor:
miraba las paredes desde adentro
y también miraba el cielo
Se agitó con el viento y se contrajo cuando los árboles decidieron ser cometas.
Cuando los techos fueron pájaros y luego bólidos y más tarde escombro.
Bebí el talco de su pecho mientras mi madre se refugiaba en una esquina,
mientras los gritos de auxilio afuera peleaban con el viento.
Bebí desesperada la vida que me espera.
Bebí porque nunca lo había hecho
y nunca más lo haré.
Pavel R. Ocampo. Nacido en Acapulco, Guerrero.
Obtuvo el Premio Nacional de Cuento Corto José Agustín, y el Premio Estatal del mismo nombre. Ha obtenido menciones honoríficas en el XX Premio FILIJ de Literatura Infantil y Juvenil, en el Quinto y Sexto Premio Nacional de Cuento del SNEST (Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos, 2012 y 2013). También fue finalista en el concurso nacional de literatura Gran Angular en el 20014 y 2020, y ha sido beneficiario del Programa al Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Guerrero (PECDAG) en el año 2013 con el proyecto “Acapulco, respuestas”.
Sitio web: https://www.lssiel.com