Movimiento 8.1

Soplé las velas del pastel, pedí estar entre castillos. Me fui a dormir, pero una sacudida me despertó; ya no estaba en mi cama, era otra cama, otro lugar. Un refrigerador extraño, un sillón desconocido. Me intenté mover para buscar el balcón e intentar salir por ahí, pero había muchas cosas encima, pues vivíamos en el piso 16 de 40. Un sonido que salía de un organillo, me hizo volar. Eran las 7:19 de la mañana, vi edificios rompecabeza, cúpulas al revés, postes caídos y cables sin luz colgados. Escuché a lo lejos gritos escondidos. “Seguro es un sueño”, pensé. Continué el vuelo, pero el polvo no me dejaba ver bien. Caí y bajo escombros quedé perdida. Pero llegó una mano, y luego dos y luego tres, eran guiadas por un perro con uniforme. Me alumbraron la cara, me preguntaron si sabía mi nombre. En ese momento me di cuenta que había estado metros abajo enterrada, atrapada, debajo de más casas destruidas.

2 comentarios

  1. Está increíble!!!… Felicidades!!!…

  2. Me encanta tu narrativa en definitiva.

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