Mi vientre está creciendo 

No entendía muy bien a qué se referían cuando sentías algo crecer en tu vientre; es una sensación muy extraña, un tanto desconcertante. ¿Cómo es que algo de la nada comienza a ser parte de ti y en cuestión de tiempo cobrará vida propia?
Me encuentro meciéndome en el sofá junto a la chimenea, tengo un poco de frío en mis piernas y, aún cuando mi vientre no luce tan abultado, puedo sentir que se mueve. «Dar pataditas», sé que les dicen así a esos movimientos. ¿Será eso, o solo es el movimiento de un lado a otro de la criatura? No logro concentrarme en lo que voy a decir. Hoy debo dar la noticia y tiene que ser de la mejor manera posible.
No he preparado nada; solo he tomado una manta para cubrir mis manos que no pueden separarse de la nueva sensación que siento en mi cuerpo. He escuchado mil veces las pláticas sobre el proceso o del tiempo de espera a que nazca una criatura, pero en estos momentos los nervios y las dudas, dominan mi mente como para determinar qué es lo que debo pensar.
No le tengo miedo al qué dirán, no temo la reacción de mi familia; sin embargo, soy yo quien no logro calmarme y concentrarme en una idea tan loca. ¿Cómo es que pudo pasarme esto a mí? ¿Cómo fue? ¿Por qué a mí?
Soy una persona que puede considerarse normal, no me meto en problemas con nada ni nadie, me gusta vivir mi vida lo más placenteramente posible sin dejar a un lado mis responsabilidades. Llego a casa, disfruto mi tiempo en familia; pues solo somos dos, pero aún así somos una familia. Cumplo con asistir en las labores domésticas, no he faltado a ninguno de nuestros votos matrimoniales; la religión no la cumplo al pie de la letra, pero los mandamientos son ley de vida para nosotros.
Justo cuando pienso en estos temas los nervios se disparan, creo que la criatura que crece dentro de mí siente como me altero porque comienza a moverse más rápido. No sé si es normal o algo más está pasando, por eso debo hablar esta misma noche; este secreto no lo puedo seguir cargando yo solo.
Mi esposa Laura no tarda en llegar a casa, no estoy seguro de cómo le diré que desde hace un par de semanas tengo algo creciendo en mí, tengo miedo, mucho miedo. Sé que ella me temerá a mí después de que le diga lo que me está pasando, no hay razón lógica o apegada a la ciencia que haga posible la abominación por la que estoy pasando. Señor, ¡ayúdame! Sé que no he sido fiel a tu palabra y no he asistido con frecuencia a tu casa, pero por favor, ¡ayuda a tu hijo en desgracia! Te prometo que yo, Carlos Márquez, seré un fiel religioso si terminas con esta maldición. ¡No es posible que haya una criatura dentro de mí! No puede ser que mi vientre esté creciendo.

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