KALEWTUN, CALEUCHE

«¡Somos una nación sin raíces!», resonó un día en la embarcación. Luego de que la isla de Chiloé quedó sumergida en el año 2890, el Caleuche viró su ruta hacia el norte. Los tripulantes no podían sentir el calor que llevaba a los desesperados a entregarse al mar; solo eran nuevos reclutas del barco fantasma, que los liberaba de la miseria a cambio de sus vidas.

Y las cinco palabras seguían con ellos. Nadie pudo asegurar quién las había formulado, al igual que habían olvidado su voz, pero de algún modo les pertenecía a todos como vestigio de la humanidad que dejaron. Tarde o temprano el Caleuche volverá a la bruma junto al silencio de los perdidos, aun cuando sea el único indemne mientras el mundo se desmorona.

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