Entrevista a Hernán Lara Zavala, tomada de Creación bajo el volcán. Editorial Eternos Malabares. Coordinador, Ricardo Venegas.
Ofrecemos esta entrevista realizada en 2014 al recientemente desaparecido Hernán Lara Zavala como mínimo homenaje al que ha sido considerado uno de los más sólidos narradores de México, el tema: Una charla sobre su experiencia literaria en Cuernavaca; el autor de Después del amor y otros cuentos (Premio José Fuentes Mares 1995 otorgado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez) y merecedor del “Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2009” y del premio “Real Academia Española 2010” por su novela Península, península, desglosó, en sus propias palabras, su labor como tallerista en la ciudad que Malcom Lowry eligió para vivir, beber y escribir. Esta entrevista se encuentra incluida en el volumen Creación bajo el volcán I (Ediciones Eternos Malabares/Fonca, 2015).
Impartiste uno de los primeros talleres literarios que Cuernavaca tuvo en los años ochenta. ¿Cuál fue tu experiencia en este sentido?
Cuando el tallerista Poli Délano regresó a Chile, y gracias a los buenos oficios de Carlos de la Sierra, quien entonces era el director del Instituto Regional de Bellas Artes, tuve la oportunidad de empezar a dirigir el taller literario. Yo tenía interés en participar y dar algo de mí a este grupo de escritores de Morelos, lo cual fue toda una aventura. Siempre estuve en contra de esa burda definición que dice que la literatura regional está pasada de moda y que la mejor literatura es la urbana de Ciudad de México; lo cierto es que yo quería fomentar la escritura de los escritores de Morelos.
¿Cómo trabajan los escritores actuales, qué exploran?
Creo que se ha demostrado que muchos de los mejores escritores han explorado la vida y la idiosincrasia de diversas regiones: Daniel Sada exploró Mexicali, Baja California, igual que Federico Campbell o Élmer Mendoza la parte de Sonora; Rafael Ramírez Heredia lo hizo con Tamaulipas, Severino Salazar incursionó en Zacatecas, Eduardo Antonio Parra la región de Nuevo León; Eraclio Zepeda explora el habla y el sentir de Chiapas. En fin, ha habido una interesantísima generación que ha tratado de recuperar, como debe ser, la estirpe de su lugar de origen y lo que el escritor conoce de primera mano.
¿Cuánto tiempo duró ese taller?
Calculo que estuve entre seis y ocho años impartiendo el taller de Cuernavaca. De ahí surgieron escritores muy interesantes, como José Antonio Aspe, Jorge Arvizu, Jenny Hayen, Georgina Fernández, Rafael Gaona y Carlos Antonio de la Sierra.
¿Cuál es el objetivo de un taller?
–Para mí impartir un taller consiste en “orientar” a los escritores para que encuentren su voz, con el ánimo de que todo ello cristalice en un proyecto específico, de preferencia un libro. Cuando uno “tallerea” un libro, se adopta la consigna de “tómese o déjese” para que el autor trabaje de manera libre y eficaz. Nunca le pido a mis alumnos que lean mis libros ni trato de inculcarles mi estilo o temática.
¿Quiénes fueron tus maestros?
Mis dos grandes maestros fueron Juan José Arreola y Juan García Ponce. Ellos me iniciaron en la escritura, lo cual implicó que yo después pudiera impartir los talleres de narrativa.
¿Cómo combinas el oficio de escritor y el de profesor de letras inglesas en la UNAM?
Para mí impartir clase implica aprender, estar al día y en contacto con los jóvenes. Detrás de todo escritor hay un lector y, por consiguiente, lo que uno enseña en el salón de clase es parte de lo que uno ha aprendido a través de sus lecturas.
¿Son suficientes los talleres en México para formar nuevas generaciones de escritores?
En la actualidad parecen ser suficientes, talleres de creación literaria los hay por todo el país, escuelas como la Sogem, que surgen especializadas en fomentar todo tipo de escritores en diversos géneros. Lo cierto es que estos talleres le han dado un enorme impulso a la nueva literatura mexicana, a la literatura emergente. No hay mejor escuela para un aspirante a escritor que asistir a un taller. Los coordinadores de los talleres son distintos, pero todos contribuyen a formar mejores escritores. Quizá lo que necesitamos es tener más y mejores lectores.

Ricardo Venegas (nació en San Luis Potosí, SLP, 1973), y siempre ha vivido en Cuernavaca, Morelos. Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, es Maestro en Literatura Mexicana y Doctor en Literatura Hispanoamericana por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP. Miembro del Consejo de Asesores Nacional de la Academia Mexicana para la Educación e Investigación en Ciencias, Artes y Humanidades (2015). Textos suyos han aparecido en las revistas Ulrika, Casa Silva y Arquitrave (Colombia), Buenos Aires Poetry (Argentina), Agulha (Brasil), Siete culebras (Perú), revista de la New York University y Contratiempo (Estados Unidos), Levure littéraire (Francia), Fili d´Aquilone y Sagarana (Italia) La Pájara pinta y Cal (España), Electron Libre (Marruecos), Los Universitarios (UNAM), Casa del tiempo (UAM), en los periódicos Excélsior (en los suplementos El Búho y Arena), en La Jornada Semanal y en Milenio. Participa en la Antología general de la poesía mexicana: De la segunda mitad del siglo XX al tercer milenio, selección y prólogo de Juan Domingo Argüelles (2014), entre otras. Es autor de Turba de sonidos (Ediciones la Rana, 2009) y La sed del polvo (Conaculta/Inba, 2013), antología prologada por Evodio Escalante; también es autor de Escribir para seguir viviendo (UAEM, 2000) y Sendas de Garibay: memoria, espíritu y astucia (Conaculta, 2015), de entrevistas con Ricardo Garibay y ensayos sobre la obra del novelista, prologados por Juan Domingo Argüelles y Javier Sicilia. Es compilador de Con-versatorias I, II y III, entrevistas a poetas mexicanos de los 50 (Conaculta/Inba, 2013, 2015, 2020), prologados por Hugo Gutiérrez Vega, Evodio Escalante y Roberto López Moreno respectivamente; coordinó la antología Estaciones bajo el volcán (Conaculta/Inba, 2013) prologada por Sergio Mondragón y el volumen Creación bajo el volcán I, II y III, entrevistas a escritores y artistas plásticos en Morelos (2015, 2019), prologados por René Avilés Fabila y Luis Tovar, respectivamente. Ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores, bajo la tutoría de Carlos Montemayor y Alí Chumacero (2003-2004) y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, en la categoría Jóvenes Creadores (2005-2006). En 2014 obtuvo la beca de Creadores con Trayectoria del Programa de Estímulos a la Creación Artística en el área de Literatura (Pecda). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, chino y portugués. En 2008 le fue concedido el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta del estado de Guanajuato.