Amigo, no llores por las noches
es hora de buscar lo esencial,
nena, ayer fueron muy duros tus reproches.
Más o menos bien – Él mató a un policía motorizado
El otro día me masturbé hasta eyacular en una de las plantas de mi novia. Desde que lo planeé parecía una idea sensata. Ella se había ido de viaje hace unos días y no tenía su ropa interior sucia para olerla, ni a ella, por su puesto. Era una soledad que iba perdiendo su aroma, su murmullo, el paso de su sombra. No lo quería soltar, mi intención es poseer todo lo que me significara ella. Su nombre y el mío encima de todas las cosas. De todos los espacios. Así pues, de las hermosas verdes hojas de la planta escurría el blanquizco espeso de mi amor por ella.
Pero después de la autoflagelación queda un vacío absoluto, una tristeza arrogante y satisfecha, una soledad idílica, Platónica. ¿Qué se hace ante la nada? La necesidad es lo único que evoluciona, debe cambiar, encontrar un nuevo receptor para desfogarse, para sentirse seguro, para hallar el camino de la tranquilidad.
Desde hace tiempo que no me quedaba tan solo. Incluso puse mi celular en modo avión y me dejé llevar por el abandono. He llorado mucho estos días, en cantinas, restaurantes, en la cocina, en la sobremesa. En ocasiones me he consolado planeando mi muerte entre las vías del metro Hidalgo. Pero porque soy un anarquista. Supongo que estoy mal enfocado, ya me lo han dicho antes. Pero no les hago caso. Mi vida es un constante deseo suicida. Los cables de alta tensión son otra alternativa, o colgado de un árbol de un prado lejano, como si fuera una foto hermosa de Nacho López o Graciela Iturbe, pero eso es parte de mi romanticismo, lo sé.
De la planta de mi novia germinó una nueva hoja, más verde, más bella que las otras. Es mi proteína, mi genética, además de que es de esa especie de plantas que parecen que lloran, pues ésta no deja de chillar, es una planta malcriada, melancólica. Una tarde que esté rodeado de gente la voy a cortar.
Photo by Huy Phan
Editor, escritor y promotor de lectura. Ex godín alcohólico, poeta frustrado. Ciclista emergente. Eterno padre de Camila.