Está escrito

Subiste como
el humo hasta
la torre más
alta y liberaste
los pájaros
que escondía…
no dejaste ni uno.

¿Y ahora qué?
¿Qué te queda?

Que el destino
se apiade de ti
y te permita,
por lo menos,
no escuchar mi odio
cuando ruja
el mar, tu mar…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *