Eres una foto
Eres una foto en el espejo
que me da coraje que no se desvanezca,
incluso si ya no se quema con mi mirada.
Eres una foto en el espejo
porque es la única manera en la que puedo verte
y tener una compasión discreta,
porque dentro de una foto no la puedes cagar
con tus comentarios pasivo agresivos.
A pesar de que sigues vivo te veo más en fotos de tinte agridulce,
poco más amargo que dulce,
y no sé cómo sentirme al respecto.
Por que hay una parte de ti que extraño y no estoy del todo segura de si existió realmente
o me la inventé para no odiarte tanto
porque tu sangre no va a dejar de correr por mis venas.
Creo que eso durará más que la foto amarilla del espejo en mi cuarto.
Te odio y te extraño por eso.
Eres la foto en el espejo,
Que me vio llegar cansada
Y no supo qué hacer cuando me desarmaba en lágrimas,
a las fotos no les enseñan otra cosa más que ser un símbolo.
Una vez impresa se dedican a agarrar polvo en el espejo,
en el espejo de mi tocador, mi tocador empolvado
donde se guarda ropa, maquillaje y personalidad
pero abajo del espejo decorado con flores,
acompañado de botellas y tu foto.
Pero solo tu foto.
Te odio y te extraño por eso.
La bolsa de mi abuela
Tengo la bolsa de mi abuela
Y estoy llorando mientras hurgo en ella,
La mitad de los contenidos son pastillas,
La otra mitad labiales,
Uno de esos es naranja, se lo regalé por su cumpleaños en marzo
Porque es su color favorito.
Es esclava moderna de la ineptitud
Y su inepto específico está sentado en la sala de su casa, atascado de ballenas como de costumbre,
Mientras ella se retuerce en sábanas blancas de un cuarto desconocido,
Le cosieron la frente,
6 puntos,
Se le escapaba el relleno, muñeca de trapo,
Más fuerte que el pavimento, cama desafortunada,
Mi tía me preguntó si en la bolsa había galletas,
le sonreí y saqué el paquete nuevo, estaban rotas,
había dulces de los que me daba cada vez que nos veíamos,
Di otro vistazo, su celular también está roto,
Su dentadura postiza tiene sangre.
Hay medicamentos más nuevos y a un lado tiene sus cartillas del seguro,
Tiene cucharitas desechables por si se le cruza algo.
Mundo de tiliches, me ahogo en la bolsa y su perfume atalcado,
Forro vino, vida acicalada y obscura,
El zíper de afuera resguardaba otro labial,
La tarjeta de su casino favorito
Y (dos) lágrimas frescas.
Su collar roto está en mi regazo
Junto a un micro plástico automotriz,
El aullido de mi madre
y
mi odio
A la ciudad que mata al peatón
Que al mismo necesita para sobrevivir,
parásitos.
Todos nos ponemos un precio
Noto constantemente como hay un número colgando de la cabeza de cada quién,
Algunos son merecidos, otros muchos son castigados pero nunca son justos.
Pues, ¿Cuánto puede valer una vida?
¿Una coca de vidrio y pizzas en viernes?
¿O un alba abrasadora en el fresco mañanero que es interrumpido por el tráfico avanzando lentamente mientras las ojeras me acarician las rodillas?
¿Cuántos números imaginarios son equivalentes a los atardeceres qué nunca pude ni podré conocer… en persona?
¿Cuántas llamadas y hojas de Excel van a devolverme mis años de juventud?
La plena, donde tengo todo el tiempo y energía del mundo
Porque soy joven
Pero en un segundo se puede hacer tarde
¿Cuántos “recibido, buenos días, muchas gracias y saludos” se deben teclear?
Para sentir el viento frío y el sol eterno quemando la piel
Piel firme y bronceada porque soy joven
Y el sol me devuelve la mirada aunque estoy resguardada en la más triste sombra, y yo le regreso al viento los suspiros atrapados en mi pecho con la esperanza de que puedan escapar por la ventana como yo quisiera hacerlo
Porque soy joven,
Pero en un segundo se puede hacer tarde.

Poeta decembrina con 24 años vividos, la mayoría en el desierto sonorense. Egresada de la licenciatura de Literaturas Hispánicas de la Universidad de Sonora.
Formé parte de diversos proyectos estudiantiles y eventos culturales cómo el 4to festival de literatura infantil (2019), y/o algunas ediciones del FIELL de la universidad de Sonora.
Participé con la lectura de dos de mis poemas para la televisión educativa de sonora y otros dos se publicaron en la revista digital Neotraba. En marzo de 2025 mi poema “Jardín artificial” fue publicado por la editorial del Museo de Arte de Sonora, en una antología poética sonorense titulada “Senderos de Sal”.
Actualmente estoy en proceso de escribir mi tésis y seguir produciendo textos literarios en talleres, además de formar parte del colectivo literario des(p)ierta que busca la difusión, preservación y presentación de la literatura sonorense en un espacio que fomente la comunidad.