El hombre crucigrama de Roberto Abad o especulaciones a más de 31 grados

¿Qué hay detrás de la cortina?
Laurie Anderson

¿A quién le interesa la literatura?
Quizá a todo aquel que ha mordido un libro y que muy probablemente habrá de convertirse en un bibliófago. Los hombres nos hemos empeñado en construir nuestra realidad y la adornamos con objetos que compensen su crudeza. Qué mejor salida resulta la lectura. Una de las tragedias humanas es la toma de consciencia de que la vida se acaba. Y entonces, aparezca el punto final. El RIP. El epitafio. Los epitafios como las minificciones encierran universos y generan paradojas.
Para los escritores también existe la urgencia de encontrar el sentido de su quehacer. Un problema con el que se topan es, sin duda, que las palabras no les pertenecen. Y que, además, aunque tengan un significado, el imaginario de cada lector es único y está vinculado a su propio acervo. De tal suerte, que las palabras tendrán distintas lecturas. Asuntos tratados por Barthes, Saussure y por el artista visual Kosuth.

¿Qué busca un escritor?
Hay algunos que escriben el mismo libro durante toda su vida, trabajan el mismo tema y aunque lo circunscriban de diferente manera, al final, es el mismo libro. Otros, buscan que sus obras sean diametralmente opuestas entre sí. Aunque generalmente van acotados a estructuras antes probadas por otros y así generan sus discursos estéticos. La Academia se encargará de clasificarlos. También, existen escritores que son inclasificables, apuestan a su propio experimento, son libertarios porque no se ciñen a ninguna regla. Les gusta el vértigo que ofrece lo impredecible. El filósofo Byung Chul Han dice que debe existir una voz interior que no signifique nada pero que punce y conmueva como también, Barthes señala algo similar en La cámara lúcida… De este calibre es Roberto Abad, quien pertenece a estos últimos; a quien le agradezco la invitación para presentar El hombre crucigrama. No pude negarme, ya que se trata de un escritor con aguda pluma, apasionado lector y excelente maestro.
Al mirar el libro pude reconocer que la edición de la UNAM 2023, en la colección: Hilo de Aracne, es muy hermosa, casi colinda con el libro objeto. En su interior descubrí bellas ilustraciones de la poeta y artista visual Kenia Cano, quien dialogó con mucha libertad con el corpus del libro. Después, leí despacio, porque confieso, no quería que terminara. Pero irremediablemente todo es finito.

¿Quién es el hombre crucigrama?
Quizá es Roberto Abad, quizá su alter ego, el lector, tú o yo. El hombre crucigrama es nostálgico, enfermo y sin cura, quien trata de encontrar sentido buscando el enigma que guardan las casillas. En su universo reina la soledad.
El hombre crucigrama podría tratarse de dos libros, uno que cuenta la vida reflexiva del hombre crucigrama y el otro el de los microrrelatos. Es evidente que al autor le interesa lo lúdico en su proceso creativo y también poner a jugar a su lector.
Quizá porque Roberto Abad es baterista logra que el libro sea único e irrepetible. Con un backbeat impecable. El hombre crucigrama es la percusión, mientras que los minicuentos son una suerte de variaciones. Me parece que se trata de un jam en donde deviene lo impensable, a Roberto Abad le interesa romper con las reglas ortodoxas de lo que se considera un cuento brevísimo. Roberto Abad sabe que el silencio es música. Y sus grids son como las casillas vacías del crucigrama. Roberto Abad transmite su groove sin conmiseración.
El hombre crucigrama es un libro donde el autor, también, rinde un homenaje a los escritores que lo han marcado. Ahí están: Borges, Neuman, Bradbury, Tarkovski y Grinberg, entre otros, quienes con guiños aparecen y dialogan con sus inquietudes. Ante la inminente tercera guerra mundial sé que podríamos resignificar aquello que deje de existir con este libro: El hombre crucigrama de Roberto Abad.

Ahuatepec, 20 de abril 2024.

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