El ángel de las sombras

I

“Cuando cruzamos los umbrales, el miedo de nuestra propia verdad es infinito espeso e inagotable. Nuestros pasos son tan débiles que se hunden en el aroma del tiempo y en la textura de la oscuridad…”  Éstas eran las palabras que retumbaban por la mente de Ram, la sombra luminosa de la noche; los hilos de plata que se desprendían de  su cabeza, irradiaban luces multidimensionales pero de igual forma transmitían una soledad inmensa, sus manos  eran blancas y fragantes como la luna, su rostro  firme, contundente, bestialmente irracional.

 Los pasos de Ram no tienen un camino, no una dirección, sin una historia que contar.

 El canto agudo de los grillos taladraba sus oídos y el viento golpeaba todo su ser; la búsqueda había sido interminable, sin ninguna respuesta o, tal vez, ni siquiera existía  la pregunta.

 Ram se cuestionaba qué es la existencia y cuál es el camino para llegar a la felicidad. Su andar por cada sala de la noche era insaciable como sus deseos.

 Una voz estruendosa turbó sus pensamientos, estremeció su halo celestial y sosegó su mente. Ram observó cómo un rayo de luna bajó lentamente hacia él, para formar una línea delgada, posarse frente a su rostro e iniciar la indagación. 

 -¿Qué buscas, Ram? -preguntó.

Un silencio se apoderó del lugar, como el sol de los desiertos; la voz retumbó con mayor fuerza,  hiriente como el filo de cientos de navajas.

-¡Ram, aquí me tienes!  soy Meztli; la puerta entre la luz y las sombras; el paso de la verdad o la mentira, el puente hacia tu esencia.

La sombra luminosa levantó su mirada, pausadamente; dos perlas delicadas rodaban por su rostro, cuales gotas emanadas por las nubes de su espíritu.  Ram respondió:

-¡Meztli! Te había esperado hace mucho tiempo, antes de que los siglos existieran, cuando la tierra aún no era fecundada: ¿por qué habías olvidado mi ser?

Respondió  la luna: 

-El tiempo no existe, es un instante, una fracción, es la estúpida neblina con la cual  hemos arropado el espíritu y nos engañamos eternamente. Pero eso no debiera preocuparte, dado que tus pasos te han traído hasta aquí, para encontrar la razón de tu verdad.

 Ram permanecía impasible, su silencio era prudente y calculado;  sus pensamientos flotaban delicadamente, pero desorientados. La conversación fue interrumpida por el sonido majestuoso del amanecer, que amenazaba a los amantes de la noche con desvanecerlos, a lo que Meztli comentó:       

-Pídele a tu mente dos deseos, los cuales pronto serán cumplidos.

II

El día no fue más que un espacio breve; el punto de partida del descanso y la quietud únicamente la inexistencia. Pero al retornar el mundo de las sombras, todo era diferente; el aire era salado y frío, el sonido de la noche era inmenso, tan infinito como el desconcierto de Ram, que deambulaba por una playa interminable. Sus pasos se marcaban en la blancura de la arena, mientras las olas regalaban lo mejor de su canto, tal parecía que intentaban consolar su espíritu.

Fueron varias horas de búsqueda, de encuentros y luchas entre la soledad y el miedo. La tempestad no se encontraba en el centro de los océanos, sino en la profundidad de su ser. Ram sufría su silencio; el dolor y la agonía,  se repetían a sí mismas con la llegada de las sombras.  Una voz cortó los pensamientos del ángel.

 -¿Por qué buscas fuera de ti tu propia respuesta? ¿No has entendido que el vuelo hacia tu adentro, sólo lo podrás realizar tú mismo?

Ram preguntó:

 -¡Meztli! ¿En qué radica la esperanza?

 -Es la luz que irradias a cada momento;

      el impulso de seguir existiendo;

      el deseo de vencer los miedos;

      la victoria de compartirlo todo.

Las palabras de Meztli acariciaron la noche infinita de Ram, taladrando su conciencia y convulsionando sus emociones.

-Pregunta dos cosas que desees saber Ram -dijo Meztli.

 ¡A veces, es tan difícil elegir, cuando se desea tanto! -exclamó Ram. 

 -Este es el momento decisivo de tomar o dejar todo, incluso a ti mismo.

  -Dos cosas son las que deseo -respondió abatido el ángel.

 -Di.

  -La libertad y el conocimiento.

-Pronto las tendrás, por ahora tengo que irme, esta noche has hecho bastante por ti.

 Ram experimentó una tranquilidad celestial, caminó lentamente,  ligero, en espera del próximo encuentro.

III

Pasaron las semanas y los meses, Ram continuaba su procesión en cada anochecer, por los diversos rincones terrenales. El ángel de las sombras se sentía más seguro y esperaba paciente la llegada de Meztli.

 Esa noche, el suelo que pisaba era diferente, las palmas de sus manos observaban las texturas rugosas de los árboles;  la oscuridad ensordecía su mirada; pero eso no importaba, el tiempo le señalaba que el momento había llegado:

 -¡Meztli! Sé que estás aquí, te he estado esperando.

   -¡Ya lo creo Ram!  -respondió  la  luna con una sonrisa discreta.

  El bosque regaló las más bellas fragancias para aquel encuentro e incitaba a Ram a solicitar la promesa…

   -¿Dónde están mis deseos?

  -Aquí los tienes, tómalos.

Ram  estiró las manos, temblorosas, y llenas de ansiedad; al ver los regalos, sus pupilas se dilataron, pues no  entendía lo que observaba.

-¿Por qué me das una piedra y  parte de una nube?  ¡Me has engañado y eso no es justo!

Meztli volvió a sonreír,  ahora con un tono sarcástico e hiriente;

 -Pobre amigo,  nunca entendiste la verdadera razón de tus dolores; siempre buscaste fuera de tí, las respuestas sin salida, la esencia de tu ser; te negaste a reconocer que el problema eterno del ángel nocturno, está en sí mismo. Pediste conocimiento y se te fue dado en esa piedra, que tienes entre tus  manos; ese es el precio por conocer el valor de los prejuicios, que jamás quisiste resolver en tu vida; y la nube representa la libertad, la cual siempre has tenido; pero tu eterno egoísmo se ha empeñado en regirte, como el tiempo: preciso y exacto. Ese es tu gran error; al parecer no hay nada que pueda hacer por ti. Por ello eres de las sombras, y caminarás en las noches, sufriendo hasta que decidas encender la única luz verdadera; algo que nunca pediste: el amor. ¡Ya no tengo nada más que hacer aquí!  -concluyó Meztli.

El viento corrió vertiginoso y golpeó el cuerpo de Ram quien guardaba silencio;  se había descubierto a sí mismo, reconocía que era un ángel de las sombras; él mismo se encadenaba a su inexistencia. Derrotado, caminó  sobre el agua tranquila y plateada del océano, sin rumbo fijo;  nunca regresaría.

15 comentarios

  1. Chemita tu novela me ha encantado, el concepto que sobre el tiempo expones así como el final que resume la incapacidad que a veces tenemos de apreciar y valorar el tiempo presente y lo que en él hay
    Felicidades.
    Ulises

  2. Mantener nuestra vista en el amor es lo que nos hace ser libres desde el corazón. Que bonito mensaje!! Felicidades!! Me gusto mucho!

  3. ¡Woooo!
    La descripción del egoísmo para el propio egoísta, llorar al terminar la lectura vaie la pena, cambiar de rumbo es lo trascendente.
    El cambiar mis sensaciones con la lectura del cuento es el reflejo del amor y profesionalismo del autor.
    En hora buena y felicidades, un deleite tomarme con tu trabajo.

  4. Que mejestuoso cuento, llega como luz a mi oscuridad y me hace reflexionar desde lo mas profundo de mi ser y existir, muchas gracias y mil felicitaciones por tan maravilloso don, que Dios siga cumpliendo con sus promesas en tú vida, bendiciones y mucho éxito.

  5. Buscamos durante tanto tiempo ser libres y el conocimiento, que, nos resulta difícil encontrarlo fuera, pues que es la libertad lo único que poseemos y el conocimiento lo que logramos ver dentro de nosotros, para así ser libres de conocer el resto de lo que vive afuera.
    Es un cuento tan bello que me permite revisarme en mi Aquí y Ahora, gracias por compartir.

    1. La delicadeza que existe en la descripción de la búsqueda de nuestro ser, nos lleva a lugares inimaginables, lugares que creemos que no existen por que todo el tiempo imaginamos una idea errónea de la existencia de nuestro see, y vivimos de prisa pensando solo en el tiempo. Muy bonitas palabras para reflexionar e indagar y darnos cuenta la razón de nuestra existencia.

  6. Que bello cuento, el amor la razón de todo, gracias por compartir chemita

  7. Sin duda la esperanza es CRISTO y no hay duda que de ese corazón solo pueden salir buenos cuentos , novelas , historias y poesías , te quiero mucho hermanito , felicidades 🙏🏼🙏🏼🙏🏼

  8. La forma ciega de como vivimos nuestro plano terrenal es clara paga del como viviremos la muerte eterna.
    Me encantó tú narrativa, real y delicado, invita en todo momento a la reflexión

  9. Felicidades José Manuel, un cuento que nos hace reflexionar sobre nuestra existencia y propósito en la tierra, preguntas que generalmente no nos hacemos tal vez por miedo a las respuestas que tengamos de nosotros mismos y finalmente el amor que nos tengamos y podamos asimismo compartirlo. Gracias por permitirme leerlo. Me encanta!!

  10. Hermosas líneas, muy acertadas a un ritmo de vida cotidiano

  11. Muy bonito cuento, profundo, delicado, lleno de verdad y que llega hasta el fondo del corazón, pelin como siempre explotando tu talento, te mando un fuerte abrazo, espero verte pronto

  12. Que magestuosidad potenciar el amor como lo plasmas en líneas, el amor debería ser el punto de partida, el camino y la meta de todo camino, gracias por compartir tu talento, felicidades por tan bello trabajo

  13. En el principio: la falta, esa falta nos lleva al deseo, deseo infinito e insatisfecho por el que transitamos. Una forma poética de reflejarnos en “El ángel de las sombras”, a nuestros vacíos, que nunca están vacíos. Fantástico cuento. Felicidades José María. Abrazo cariñoso.

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