¡Niña no te estés mordiendo las uñas! Estoy harta de decírtelo. Ya casi
llegas a la carnita. Tienes deformados los dedos ¿Quieres acabar
comiéndote?
Los regaños y las súplicas de su mamá no surtían ningún efecto,
Marcela continuaba mordiéndose las uñas, hasta sangrarse. Y el
sabor dulzón le empezó a gustar. No había remedio que sus padres
no probaran. Marcela seguía mordiéndose.
Hasta que un día, vísperas de Navidad su mamá decidió darle un
castigo ejemplar y le dijo:
—Hoy es la cena de Noche buena, van a venir tus tíos, primos y
amigos de tu papá. Y como no quiero que des un espectáculo
vergonzoso, te vas a quedar aquí sola. Encerrada en tu cuarto, sin
regalos ni cena. –Y diciendo eso salió dando un fuerte portazo.
Marcela muy tranquilamente continuó mordiéndose las uñas, los
dedos, las manos, los brazos…Y esa fue la mejor y última cena
navideña que pudo tener.
Ma. Guadalupe Rangel Dávalos.
Nací hace 70 años en la Ciudad de México.
Profesión: Psicóloga y Lic. en Derecho.
Jubilada del DIF Nacional.
Trabajos de Escritura: CUENTOS 1996; UNA HISTORIA COMO TANTAS; ICONOCLASIA; MINIFICCIONES,
CUENTOS Y SORPRESAS
Finalista en el concurso “LA HISTORIA QUE SOÑÉ” convocada por la estación de radio XEW en el año 1976.
Gracias por la publicación a Miguel, colaboradores y compañeros.
Una Feliz Navidad para todos. Y espero que su “Cena Navideña” sea mucho más agradable.