El mal crece
—Shisss, cállense. Hay algo en el techo, ¿sí oyen? —todos en el cuarto guardaron silencio, principalmente los niños, que ya llevaban rato oyendo las vigas crujir—. ¿Sí oyes, Chela?, en la cocina —la mujer asintió inútilmente; la ventana del cuarto no alumbraba su lado de la cama. José se levantó,Cuéntame más…