No debiste salir de casa, no el Día de Muertos
Escuché un campaneo lejano que me hizo recordar cuando, siendo un niño, visitaba con frecuencia la iglesia de la mano de mi madre, y pude percibir por un momento de su olor: un suave aroma de galletas con canela. Luego sentí frío, ¡Dios, estaba helado! Mis manos temblorosas buscaron laCuéntame más…