Narrativa (Page 108)

Mi abuela me miraba con esa sonrisa que se les da a los vagabundos y a los perros que se rompieron una pata, me miraba como diciendo “qué pendejo eres, nietecito”. Yo también sonreía, pero sonreía diferente, como diciendo “ya te cargó la chingada, abue”. Entonces ella se sentó comoCuéntame más…

En el pueblo todos esperan estos días con mucho cariño. Yo no. Menos después de tantas desapariciones. Cada noche que rezo, le pido a la virgencita que cuide a mis amigas. Por mi hermana no puedo pedir, a ella no la volvimos a ver. Desapareció una noche y lo únicoCuéntame más…