Si te escribo esta carta es porque no hay otra forma de comunicarme
contigo, ya no eres el mismo, ni siquiera abres los correos que te
mando, casi soy invisible para ti. Por eso, espero que sí leas esto, una
carta no se puede borrar oprimiendo una tecla.
Comprendo muy bien que te guste Teresita, que te hayas
enamorado de ella; si precisamente por su forma de ser fue que me
cayó bien, y nos hicimos amigas entrañables. Desde el principio nos
sentamos siempre juntas en el salón de clase.
Cuando te la presenté ví que te gustó mucho, más que ninguna
otra de mis compañeras, a quienes siempre comiste con los ojos;
pero necesito que entiendas que es muy joven para dejar de estudiar.
Creo que deberías darle chance de que entre a la Universidad
conmigo, tal como lo teníamos planeado; y pensar que, si en el futuro
no se entienden, ella tendrá su profesión, tal como tú me lo dijiste
cuando yo ya no quería seguir una carrera.
¿Recuerdas cuántos planes hicimos para cuando me recibiera?
Sí, ya sé que quedan cancelados y que tranquilamente me cambiaste
por Teresita. Quisiera decirte que no sólo te perdí a ti, sino también a mi mejor amiga; ya no tengo con quien ir al cine, ni a fiestas, ya que como a ti no te gustan: Teresita también ha dejado de ir.
Si supieras la pena que me da cuando llegas a la salida de
escuela por ella. Todos nuestros compañeros se dan cuenta de que se
besan sin importar que yo los vea.
Creo que desde que murió mamá no me había sentido tan sola, ya
ni siquiera llorar me hace sentir mejor.
Si después de esta carta decides no volver a verme, e irte a vivir
con Teresita a Estados Unidos, pues ni modo, tu así lo quisiste, yo solo
necesitaba decírtelo y quería que supieras que a pesar de todo te
quiero mucho y por el tiempo pasado te doy las gracias, fuiste siempre
el mejor padre del mundo.
Con amor, tu hija
Graciela
Ma. Guadalupe Rangel Dávalos.
Nací hace 70 años en la Ciudad de México.
Profesión: Psicóloga y Lic. en Derecho.
Jubilada del DIF Nacional.
Trabajos de Escritura: CUENTOS 1996; UNA HISTORIA COMO TANTAS; ICONOCLASIA; MINIFICCIONES,
CUENTOS Y SORPRESAS
Finalista en el concurso “LA HISTORIA QUE SOÑÉ” convocada por la estación de radio XEW en el año 1976.
Muchas felicidades Ma. Guadalupe. Es una historia muy cotidiana, pero no por eso deja de ser muy sensible. Un final muy inesperado!!!