Mis padres me heredaron una semilla de marfil,
tardé tanto en sembrarla que cuando decidí hacerlo
ya no había tierra, en ningún lado,
ni en la ciudad ni en el campo,
solo concreto,
que tuve que romper con una bailarina,
no de las: ¿Y tú? ¿Qué haces aquí bailando?
¡Vamos a casarnos! Te pongo casa y carro. ¡Andando!
No, ésta bailarina no pisa pistas,
solo concreto,
que impacto y rompo hasta hacer sitio
para la semilla de mis padres.
Amaso escombro, riego con cemento Apasco,
es como un poste, nono, más bien es un poste,
también de concreto
con peldaños de varilla que trepo y trepo
hasta ver desde la cima azoteas
y abrir una pequeña cuadrada compuerta de madera,
no de concreto,
que da a un espacio cubo de marfil,
¿qué es esto?
un retrato familiar, ¿y si lo tomo en brazos?
una frazada, ¿y si me tapo y duermo en posición fetal?
Tocan tres-ve-ces la compuerta:
¡CFE! ¡QUEREMOS SU POSTE DE CONCRETO!
Ya tienen listos los cables para poner un transformador,
yo lo que quiero es estar desconectado
así que en concreto los mando a la chingada.
Estas cosas no pasarían
si sembrara en tierra,
si hubiera decidido antes,
si no necesitara una semilla
porque conservo mi hogar contigo y los gatos,
o con mis padres y sus semillas,
que no viven en una casa retrato
dentro de mi casa transformador.
Alexander Gracia, 1994. Originario de Monterrey, México. Formó parte del Diplomado de Creación literaria UANL/INBAL, Ed. 2023. Actualmente cursa el Taller de literatura de horror latinoamericano UNAM/CCF. Ha publicado en medios digitales como: Letras insomnes, Revista Alborismos, Revista Narrativa, Ilaciones e Hipérbole Frontera. Su cuento “Maraña” fue seleccionado para la antología del Primer Certamen de Narrativa Extraña Estigma 2023: En mundos nuevos. Participa en la Antología Internacional Navidades Paralelas 2 convocada por la Editorial Lengua de Diablo.